Alemania, joven, alegre y multicultural

Esta nueva selección, la más joven en 76 años, es un reflejo de la sociedad actual

Sebastián Fest / Johannesburgo

06 de julio 2010 - 05:02

Vicente del Bosque mira a la selección alemana de fútbol y ve en ella parte del inevitable futuro de España. "El fenómeno de la inmigración nos va a llevar a eso también. Es un fenómeno de toda Europa", dijo ayer a Dpa el seleccionador español, impactado por esa Alemania multicultural a la que se medirá mañana en la lucha por estar en la final del Mundial de Sudáfrica.

Las cosas cambiaron en Alemania. Ni todos son rubios, ni todos son blancos. El combinado de Joachim Löw tiene las características de cualquier equipo de amigos que se reúna cada tanto en Berlín, Hamburgo o Colonia para divertirse jugando un partido.

La Alemania más joven en 76 años -hay que remontarse a Italia 34 para encontrar una con menor promedio de edad- refleja, con la infinita potencia de una selección de fútbol, el país real, el de los millones de inmigrantes que vienen cambiando sin prisa, pero sin pausa, el perfil de sus ciudades, su juventud y sus gustos.

Hay alemanes de pura cepa, claro, pero también morenos, negros, balcánicos, españoles, polacos y latinoamericanos: todos integrados en la sociedad gracias al fútbol y la selección.

Hombres de ascendencia tunecina como Sami Khedira, turca como Serdar Tasci o Mesut Özil o ghanesa como Jerome Boateng. Hay un brasileño, el delantero Cacau, que se nacionalizó recientemente, un mediocampista proveniente de la ex Yugoslavia como Marko Marin y hombres nacidos en Polonia: Lukas Podolski, Miroslav Klose o Piotr Trochowski. Y un hijo de españoles, el delantero Mario Gómez.

Özil reza a Mahoma antes de cada partido y dentro del vestuario. A nadie le llama ya la atención, y todos suben las revoluciones y la motivación con los acordes de Antorchas en el viento, una canción del gangsta-rapper tunecino-alemán Bushido que se convirtió en el himno de la selección. (http://www.youtube.com/watch?v=mFEqZLaXYOA).

Cuando Alemania sale al terreno de juego, en el vestuario suena un "olé, olé, olé" que en nada remite al gesto fiero y la imponencia tan asociados durante décadas a la Mannschaft. Adiós al Schlager, ese subgénero musical que impregnó la Alemania de los 70 y que Udo Jürgens encarnó tan bien en el Buenos días Argentina (http://www.youtube.com/watch?v=QeuY-Up1DMM) , tema de la selección alemana de Sepp Maier, Berti Vogts o Karl-Heinz Rummenigge para el Mundial de 1978.

Özil y sus compañeros están ya a años luz de esa Alemania con aroma a naftalina.

"Antes de salir a jugar nos relajamos y ponemos música fuerte. Vamos variando, pero antes de salir escuchamos a Bushido, por supuesto", dijo a Dpa el "ocho" de la selección alemana, un joven de 21 años que compensa su gesto imperturbable y su voz susurrante expresándose con un fútbol delicioso en el campo de juego.

Los tradicionales éxitos alemanes con marcador exiguo y cabezazo siempre temible -basta con recordar su remontada parcial ante Argentina en la final de México 86- ya no son la seña distintiva del equipo, que juega ahora un fútbol asociado, de pelota al piso, dos toques cortos y uno largo. Veloz y agradable a la vista, un sistema que da resultado, basta con preguntarle a Inglaterra y Argentina, que recibieron ocho goles en dos partidos en esta Mundial.

Fans de la cantante colombiana Shakira y de la canciller Angela Merkel, según Löw, no hay dudas de que los alemanes que buscan la final del Mundial siguen siendo tan alemanes como siempre. Pero son distintos.

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