El Balonmano Antequera no consiguió ayer repetir la gesta lograda en la ida, cuando batieron al Valladolid a domicilio. La derrota cosechada ayer en el Fernando Argüelles por el equipo verde (29-32) era algo muy previsible pero que, en cambio, no se dio por hecho hasta que se oyó el pitido final.

Poco tardaron los jugadores pucelanos en igualar la mini gesta lograda por los antequeranos (2-2), anulando así la ilusión del conjunto local antes de que finalizara el primer parcial. Tras esto, los vallisoletanos se mantuvieron por delante en el marcador, con una ventaja variable según la intensidad que los verdes imprimían a su ritmo de juego, oscilante en función, sobre todo, de las correcciones que el técnico Antonio Carlos Ortega hacía a sus jugadores a lo largo del partido.

La poca ventaja con la que los visitantes llegaron al descanso (14-17) hizo pensar a la afición antequerana, siempre incansable, que el objetivo podía aún conseguirse.

Pero el Antequera tenía ayer muchos factores en su contra, factores como el de las bajas, que ponía de manifiesto la presencia de Quino Soler otra vez en el parqué, así como la de los jugadores canteranos Reina y Moya. Los juveniles, que en algún momento del partido coincidieron sobre la pista, protagonizaron acciones de ataque propias de jugadores de la Asobal, demostrando en todo momento que la cantera de la ciudad de El Torcal está a la altura de la máxima categoría del balonmano nacional.

En la segunda mitad del envite, más de lo mismo. Los de Valladolid se alejaron en el marcador y los locales apretaron las tuercas en algunos momentos, sin llegar a ahogar a los visitantes, que en ningún momento perdieron su ventaja en el electrónico.