A pesar de llevar dos meses detenida, la maquinaria del Ciudad Real sigue engrasada. Tres días con la plantilla casi al completo han sido más que suficientes para plantarse en Antequera y doblegar al conjunto andaluz.

En el equipo manchego no valen las excusas. Ni el cansancio del Europeo ni las lesiones de hombres importantes sirven para justificar un error. El líder es cada vez más líder y dejó buena cuenta de ello en la Ciudad de El Torcal. Salió como ocurre siempre que viaja a Antequera: comienzo arrollador y, si es posible, a vivir de la renta. Nada de sobresaltos. Antequera no es buen lugar para encarar el tramo final con el marcador parejo y mucho menos en ligera desventaja.

Los de Ortega tampoco se amilanaron. Tutearon al primer clasificado durante los primeros treinta minutos y le empataron en el ecuador del primer período (7-7) tras ir cuatro abajo. El partido se puso emocionante, pues dentro de la lógica superioridad manchega, los antequeranos contaron con un Rafa Baena inspirado que fue capaz de marcar 12 goles a los porteros internacionales de España. Se sucedieron los empates a 10 y 11, y el Ciudad Real tuvo que cambiar su defensa 6-0 por una 5-1 ante el empuje local. Los malagueños se tomaron la libertad de comandar el partido durante algunos minutos para llegar al descanso con el resultado que casi todos preveían (13-15).

El comienzo de la segunda mitad fue distinto. El técnico manchego desplegó un juego más directo y la diferencia se fue, de nuevo, a los cuatro goles. Tras el descanso, los visitantes tomaron más ventaja gracias a sus estrellas, hasta entonces reservadas: Aguinagalde, Dinart y Entrerríos. Su defensa también cobró mayor contundencia.

Ortega esta vez no vio las cosas muy claras y solicitó tiempo muerto. La herida abierta no tenía muy buena pinta. El Antequera intentaba aguantar. Jorge Martínez, que había salido en la portería local, se lució en acciones inverosímiles, mientras Hombrados se veía sorprendido por algunos lanzamientos desde el extremo de Soto.

A pesar de todo, el líder acabó imponiendo su fuerza frente a un equipo que murió de pie, luchando por cada balón y jugando sin complejos. Y así se llegó al final del partido, peleando, trabajando y demostrando que a pesar de los muchos contratiempos la plantilla dará la cara hasta el último instante.