El recuerdo de Antonio Puerta desplomándose continúa estremeciendo al fútbol español. Pero la muerte del jugador del Sevilla en 2007 no es un caso aislado. La liga alemana busca disminuir el riesgo con un exhaustivo examen médico antes de que dé comienzo el torneo mañana.

Alemania también conoce la escena, pues en la temporada 2008-2009, el defensa del Colonia Ümit Özat cayó inconsciente, teniendo que ser reanimado en el campo. Los médicos diagnosticaron un problema cardíaco y el internacional turco dejó el fútbol.

La respuesta de la Bundesliga es tajante: cada jugador se someterá a una serie de estudios, cuya superación es indispensable para comenzar la competición o fichar por un equipo nuevo."Se revisa al jugador de los pies a la cabeza", explica Wilfried Kindermann, ex médico de la selección alemana. El chequeo incluye electrocardiogramas, análisis de sangre, ecografías y un control del estado de músculos, tendones y articulaciones en rodillas y tobillos, además de la revisión del historial médico personal y familiar, detalló el experto de 70 años.

La responsabilidad de que el futbolista pase un chequeo reside en el médico, que puede "arruinar un cambio de club o hacer que el jugador no inicie la temporada". Como sucedió con el traspaso de Caio del Eintracht de Fráncfort al Dinamo de Moscú, que fracasó por un problema en su rodilla.

"Es extraño que un jugador tenga que abandonar definitivamente la actividad por una enfermedad interna", dijo Heribert Ditzel, médico del Borussia. Lo normal es que "un deportista con ese tipo de problema siga sometido a una supervisión médica más intensa". Es el caso de Gerald Asamoah, a quien en 1998 los médicos hallaron un problema cardíaco congénito y le recomendaron abandonar el deporte. Más tarde, un cardiólogo estadounidense consideró que el riesgo era mínimo y Asamoah siguió jugando.

Para el peor de los casos, recuerdan en la Bundesliga, hay siempre un desfibrilador disponible en todos los estadios.