Las cosas se ven de manera diferente cuando el objetivo ya está cumplido. El Unicaja se aseguró el pasado fin de semana volver al play off tras dos años de ausencia y lo celebró con un entrenamiento a puertas abiertas en el pabellón de Los Guindos. Unas 600 personas se acercaron a la pista malagueña, principalmente los niños de la cantera de la Escuela de Baloncesto Guindos, y algunos aficionados del club cajista.

Los jugadores hicieron las delicias de los más pequeños. Tras terminar los ejercicios, todos los hombres de Plaza se acercaron a la pequeña grada del pabellón para firmar los pósters, camisetas y balones que los aficionados quisieron traerse para coleccionar los autógrafos. Fue un entrenamiento distendido, sabedor de que la principal meta ya está cumplida. Los 15 jugadores, los 13 de la primera plantilla más Nguirane y Todorovic, comenzaron a realizar el calentamiento mientras los asientos se llenaban. Desde el preminibasket hasta el junior, que preparaba el próximo Campeonato de España.

Acto seguido los bases y Vidal, que en determinadas ocasiones ha ejercido de director de juego, se quedaron con los pívots. El silencio se tornó en vítores en cada uno de los mates que realizaban Fran Vázquez, Stimac y Nguirane. Mientras tanto, la otra mitad de la plantilla subía al gimnasio de Los Guindos para continuar con la preparación de cara al partido del sábado ante el Manresa.

Sin embargo, los mayores aplausos se los llevó Earl Calloway cuando enchufó diez triples consecutivos en apenas treinta segundos de ejercicio. Posteriormente llegaría el turno de los aleros y ala-pívots. Mientras los que no habían hecho pista salían, Caner-Medley, Hettsheimeir y Todorovic, los dos últimos aún por recuperar, se quedaban en el gimnasio.

El momento más emotivo para algunas de las personas que estaban allí presente llegó al finalizar el entrenamiento. Varios aficionados fueron llamados para realizar ejercicios de tiro con los jugadores del Unicaja, que esperaron uno a uno a que fuesen escogidos. El primero fue Granger, seguido de Calloway y Toolson. Los últimos, los interiores.

Se desató una pequeña locura cuando los jugadores se acercaron a la grada para firmar a las personas que aguantaron las casi dos horas de entrenamiento. Todos se pudieron llevar un recuerdo firmado y una fotografía. Además, Granger regaló la camiseta del Unicaja firmada a un pequeño que ganó el concurso de tiro con varios de los jugadores de la primera plantilla.

Los componentes del equipo también disfrutaron de un día relajado junto a los aficionados. "Es un día diferente para nosotros. Un entrenamiento de puertas abiertas es un día típico. Siempre se respira silencio en el pabellón y el hecho de estar con los aficionados apoyándonos es diferente", opinaba Carlos Suárez sobre la cita de ayer por la tarde.

El alero madrileño también destacó la buena dinámica de la plantilla tras la victoria ante el Obradoiro, la quinta seguida: "Estamos en un gran momento, en cuarta posición y por qué no, mirando más arriba. Tenemos que seguir en esta misma línea los cinco partidos que nos quedan. Estar entre los cuatro primeros es uno de los objetivos que nos pusimos a principio de año".

El Unicaja tiene prácticamente asegurada la cuarta posición, por lo que tendrá el factor pista en los cuartos de final si no media una debacle. Son varios los rivales que les podría tocar en la primera ronda. Carlos Suárez los analizaba así: "El Gran Canaria puede ganar a cualquiera. Ha ganado al Joventut allí en su casa, que estaba en un grandísimo momento. CAI ya sabemos cómo es y Laboral Kutxa tiene un entrenador que conoce la casa, prepara muy bien los partidos y que nos puede dar algún susto".

La jornada acabó con un clínic del entrenador cajista, Joan Plaza, que habló sobre el baloncesto en formación. La charla del catalán finaliza el ciclo de ponencias que organiza la Federación Malagueña de Baloncesto.