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Copa Davis en Málaga: Sinner gana a Djokovic la batalla y la guerra

Sinner volea en la red.

Sinner volea en la red. / Efe

En la batalla de generaciones, el mejor partido, hasta que Carlos Alcaraz se centre de nuevo, que se puede ver a día de hoy en el tenis, Jannik Sinner le ganó el duelo particular a Novak Djokovic en un choque tremendo de tenis que extendió hasta el doble la eliminatoria entre Serbia e Italia, en la que los italianos rematarían. Miomir Kecmanovic había liquidado a Lorenzo Musetti (7-6, 2-6 y 2-6) en el primer partido y había puesto alfombra roja para que el invencible Djokovic, 12 años y 21 partidos sin caer en individuales en la Copa Davis, llevara a su país a la final. Pero el orgulloso chico del norte de Italia, en la frontera con Austria, de raíces alemanas sacó casta. Estaba en el precipicio colgando de un brazo. 5-4 para Djokovic en el tercer set y 0-40. Tiró de saque, con nervios de acero, para ganar cinco puntos seguidos. Quebró la confianza de Djokovic, para lo que hay que ser un elegido. Y el serbio cedió su saque en el juego siguiente para que Sinner rematara un 7-5 inolvidable. Los gritos de "Italia, Italia", el Carpena parecía un pequeño Foro Itálico, se imponen a los de "Srbija, Srbija" y los "Idemo, Nole", "Vamos, Nole".

Había sido un partido extraño antes. Con dos sets bastantes diferentes. El primero ganado por Sinner claramente (6-2) tras dos breaks. La respuesta de Djokovic estuvo a la altura (2-6). Dos roturas cada uno. Como si, por cortesía, hubieran pactado un tercer set a fuego después de dos primeros de tanteo. En el definitivo se elevó el nivel, el de los dos finalistas del Masters que vivían su tercer duelo en 10 días. Sinner sufría más con su saque, pero no se lo acababa de arrancar el mago serbio, que no estaba esta vez por encima del rival aunque le metía presión. Los dos son especialistas en transformar golpes que serían ganadores ante cualquier rival en un contraataque brutal con la fuerza añadida propia. 

Ahí se llegó a la resolución de un duelo que no parece que pueda prolongarse muchos años por la edad de Djokovic, pero que tiene el olor a grande. Y, para que la función fuese completa, ambos se citaban después en el doble para rematar la eliminatoria. Djokovic con Kecmanovic y Sinner con Sonego.  No es la Davis clásica, es otro formato que necesita poso y tiempo para asentarse. Pero también tiene su magia. Algo más reducido, conforme a los consumos de los nuevos tiempos, pero también pueden verse partidos mágicos como este Sinner-Djokovic de Málaga, un clásico ya de la competición. Ganó Italia.

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