Sus labores y maneras de emplearse no se corresponden con un prototipo de ídolo. Pero Jeremy Toulalan está sembrando a gran escala para que la afición de La Rosaleda le considere así. Confirma que es el futbolista de Pellegrini que mejor mantiene el tono. Ayer, desde su sobriedad y buena colocación, ayudó a que el Málaga no perdiera el norte a pesar del choque de ida y vuelta en el que se convirtió el encuentro tras los goles del Getafe. La afición le premió coreándole varias veces durante el choque.

Otras tres grandes raciones de aplausos sazonaron un partido malo de arranque: el momento en que Caballero alcanzó las dos rachas históricas que tenía a tiro, el gol con el que Van Nistelrooy rompió su sequía y, por supuesto, la locura final con esa chilena de Baptista que hoy hace posible que el Málaga figure en primera posición de la tabla.