Compite el Costa del Sol con la prestancia de los grandes. En una competición traicionera como la Copa de la Reina en la que ha habido cinco campeonas en las últimas cinco temporadas, no tambaleó ni dudó en unas semifinales que convirtió en un trámite que ya había sentenciado al descanso (19-9). Destrozó a un Elche peligroso que, cierto es, arrastraba problemas físicos y bajas pero en la víspera había vencido con autoridad al Unicaja Banco Gijón. El Donostia Arena asistió a una exhibición del equipo malagueño, una maquinaria que parece perfectamente engrasada para pelear por los dos títulos, esta Copa de la Reina en la que este domingo jugará la final (13:00 horas) y la EHF Cup que deberá disputar en los próximos fines de semana ante el Rocasa Gran Canaria, ventilado en los cuartos de final. El hueco en el marcador al final se redujo (32-24), pero a cambio el Costa del Sol jugó los últimos 15 minutos de partido con las jugadoras menos habituales para que las titulares llegaran más frescas al partido definitivo.

El Costa del Sol exhibió una superioridad tremenda con un día excelso en el lanzamiento a portería. El primer tiempo acabó tocando un 80% de acierto, algo anormal en este deporte. Y ahí fue donde labró su pase a la final de la Copa, la segunda en su historia después de la que en septiembre de 2020 supuso el primer título de la historia de la entidad. Además, con buenas noticias porque Suso Gallardo pudo dar rodaje a jugadoras que lo necesitan para poder producir más adelante. Y respondieron. Por ejemplo, excelente Rocío Rojas, que salió como titular, da una opción distinta en la primera línea, con un brazo que sacó a relucir desde primera hora para marca la distancia. También aportaron Talita Alves o Desi Segado o una tremenda Almudena Gutiérrez en el cierre defensivo. Las clásicas anclas del equipo siempre están, como Merche Castellanos en la puerta. Y así todas: las gemelas López, Arderius, Doiro, Medeiros, Campigli... Un grupo que parece engrasado para todo. En los minutos finales habría también hueco para Sara Bravo, Carla Barranco, Laura Sánchez y para que Virginia Fernández también se luciera bajo palos.

En la segunda parte, el Elche mostró coraje y dignidad. Joaquín Rocamora preparó una incómoda defensa presionante 3-3 que al Costa del Sol le hizo dudar en algún momento y perder más balones que el bajo número de la primera mitad. El partido nunca corrió peligro, pero recordó a las pupilas de Suso Gallardo que si se bajan los niveles de agresividad y concentración, cualquier rival puede hacer daño. Una doble exclusión malagueña redujo algo diferencias para las ilicitanas. Fue un baño de autoestima para el equipo malagueño, que ya no quiere parar y sí volver a tocar plata en tierras vascas. Este domingo (13:00 horas) será la final, a la que llegó en carroza tras un partidazo.