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“Decidimos que había que tirar adelante con avalanchas y todo”

  • La ‘Expedición Andalucía Mujer’ aterrizó ayer en Málaga tras coronar el Manaslu, octava cima del mundo con 8.163 metros · Inma Garrido y Tamara Romero son las primeras andaluzas en hollar ese ‘ochomil’

Ya están en casa, sanas felices y satisfechas. Tras más de un mes de lucha, incertidumbre y perseverancia en las alturas, las montañeras de la Expedición Andalucía Mujer aterrizaron ayer en Málaga con el objetivo de la misión cumplido: coronar el Manaslu, pico de 8.163 metros de altura situado en la cordillera del Himalaya. La jiennense Inma Garrido (jefa de la expedición), la granadina Tamara Romero y la sevillana Lina Quesada fueron recibidas en el aeropuerto Pablo Ruiz Picasso por un nutrido grupo de familiares, ansiosos de abrazar a sus heroínas. No se ausentó la malagueña Ana María Gómez, que hace una semana abandonó la expedición a la que había llegado para sustituir a la también malagueña Ingrid Medialdea. También les dio la bienvenida el delegado de la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte, Antonio Souvirón.

El Manaslu, la octava elevación mundial, figura ahora como el séptimo ochomil para el montañismo andaluz. Romero y Garrido, además, son las primeras féminas de la comunidad en hacer la cumbre. Quesada aguardó en el último campo de altura la ida y venida de sus compañeras debido a problemas respiratorios.

Aunque las tres se mostraron radiantes por haber hollado el ochomil, las condiciones extremas dificultaron sobremanera el alcanzar la meta. “Ha sido bastante duro, desde la climatología hasta las eventualidades con las que nos hemos topado”, recordó Garrido en alusión a un alpinista italiano accidentado y que acabó de la peor manera posible: “Había más de 20 expediciones, pero la gente tiene poca cabeza. Sabíamos que íbamos a encontrar gente tirada y así ocurrió. Parece increíble, pero tuvimos que rescatar a un italiano que no sobrevivió y del que la autopsia dijo que tenía problemas de corazón. Fue un golpe muy duro para nosotras, algo demasiado impactante”.

Quesada tampoco olvida aquel mal trago: “Hicimos todo lo posible por Giuseppe. Le dimos agua y le pusimos ropa, pero no reaccionaba. Cuando nos enteramos de que había muerto fue un palo”.

La aventura, que arrancó el pasado 12 de abril, acabó el 19 de mayo cuando Romero y Garrido alcanzaron los 8.163 metros que parecían imposibles. “Por tanta nevada no nos hemos podido mover del campo base durante cinco días eternos. Estábamos reventadas. No había más remedio que estar constantemente paleando para que la nieve no nos comiera. Decidimos que había que tirar adelante con avalanchas y todo. Venían dos días buenos y, después, mal tiempo otra vez. Era como un bucle”, relata Garrido.

Pese a las complicaciones, las integrantes de la expedición quieren más. Sin embargo, la falta de ayudas es el obstáculo. “La Consejería nos ha ayudado, pero esto cuesta mucho dinero y no hay sponsors. Encima, los materiales que usamos allí están casi todos rotos. De todos modos, tenemos muchos proyectos y ojalá salgan adelante”, comenta esperanzada Quesada.

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