El jugador del Celta Diego Costa protagonizó la polémica del pasado domingo en La Rosaleda. Primero, por una agresión a Weligton que el colegiado dejó en tarjeta amarilla; luego, porque se le anuló un gol legal y, al final, por un rodillazo fortuito que supuso siete puntos de sutura en la frente del central brasileño. Ayer se descolgó con unas desafortunadas declaraciones después de que la directiva le llamara al orden por su actitud: "Iba corriendo y tropecé con él. No lo hice a propósito, pero se lo merecía. Durante el partido él me dio a mí, a Contreras, a Quincy. Es un futbolista que siempre pega, es deshonesto".

Esas fueron las palabras del delantero celeste en la tarde de ayer, que vinieron a contestar las formuladas el pasado lunes por Weligton, en las que decía acerca de Diego Costa que no era "la primera vez que lo hacía en estos 15 partidos" y que los árbitros deberían "castigar esas accciones".

Según el compatriota del malaguista, los lamentos de Weligton son excesivos. Asimismo, estimó que todo eso debería haberse quedado sobre el terreno de juego y no repercutir, como suelen esgrimir los futbolistas. "¿Por qué se queja tanto? ¿Es una niña? Pues que juegue al voleibol. Yo me llevé un golpe muy fuerte con él y su portero, pero como no tuve ningún corte nadie habla de eso", esgrimió.

En cuanto a su agresión al central blanquiazul mediante un codazo, echó balones fuera. "Lo he visto después porque no me acordaba. Después del golpe que me llevé [con Goitia y Weligton] me quedé muy atontado. Tampoco fue a propósito. Levanté el brazo y le di, pero fue para protegerme. Es normal, es lo que hacen siempre los atacantes".

También habló Diego Costa acerca de su complicado carácter, del cual los directivos del Celta empiezan a estar ya bastante cansados. "Yo no necesito pegarle a nadie para jugar al fútbol, porque esto no es boxeo", manifestó.