De Dortmund a Dortmund

"Si pienso tranquilamente sobre el partido, ahora mismo me pongo a llorar". Palabra de Mario Husillos, tipo de sangre ardiente que ahora vive los palcos como si fueran cárceles. En aquel minuto 83, cuando marcó Eliseu, gritó el gol "como si estuviera en la cancha". "Un poco forofo, pedimos perdón", rememora. Lo que jamás concebiría es la historia de su hijo mayor, del mismo nombre pero un talante completamente distinto. Hermético, frío, aquella noche se llevó uno de los disgustos de su vida; ayer volvió a pisar el Signal Iduna Park, seguramente nadie en Málaga pueda decir que estuviera presente la noche del partido y un año después.

Sucede que tanto la esposa de Husillos como sus dos hijos, Mario y Fran, viajaron a Dortmund para no perderse una cita histórica. En calidad de aficionados, emboscados entre la multitud de malaguistas presentes en el estadio. "Mi mujer me dijo que el grande, que es muy poco expresivo, era el día que más afectado lo había visto de toda su vida. No se quería levantar, no había manera de consolarlo. Se acercaban los aficionados del Dortmund a abrazarle y consolarle, a decirle que se habían merecido el pase", revela su padre.

Mario Husillos hijo se marchó este curso académico a Hamburgo a estudiar. Algunos amigos le ofrecieron la opción de ver el Borussia-Real Madrid de anoche y no lo dudó, a pesar del triste recuerdo. "Se lo dije, '¿cómo vas a ir a ese estadio otra vez?'". Entre el grupo de amigos que planeaba el viaje estaba uno que hizo entre consuelos en la grada del Signal Iduna Park. Sólo el fútbol ofrece casualidades tan azarosas.

El padre, el director deportivo, también regresaría a ese estadio si el fútbol lo llevara de nuevo. Puede que incluso allí le contaran lo que, por sus obligaciones de aquí para allá como dirigente, aún escucha de sus homólogos u otros personajes del fútbol: "Pude palpar la dimensión de lo conseguido en toda Europa. Incluso me hablaban de cómo nos robaron en Dortmund. No hay una persona que no te lo diga".

El Málaga no sólo se llevó de Dortmund una dolorosa eliminación. Igualmente, algunos de sus dirigentes, fundamentalmente el director general, Vicente Casado, y su adjunto, Manuel Novo, se trajeron un modelo económico y deportivo a seguir. Los alemanes, en la élite europea en ese momento, habían pasado unos años previos de tremendas penurias, hasta el punto de que tuvieron que vender el nombre del estadio para subsistir. Convirtieron el problema en virtud y decidieron apostar por una sólida cantera que o bien diera activos para el primer equipo o permitiera venderlos a buen precio.

Para Husillos, toda fuente de conocimiento es válida, aunque el listón que queda de aquel Málaga de Pellegrini lleva a preguntarte "cuándo vas a repetir esto". "Hay una buena relación con el Dortmund, aunque son ciudades y clubes distintos. Hay algún detalle comparable y siempre deja algo bueno el contacto", pero él apuesta por un Málaga de sello propio capaz de aspirar en el futuro a cotas como aquellas. Aunque llegar a esos límites seguramente sea complicado. Como él mismo le explicaba a sus hijos tras cada buen rato que dejaba el año pasado: "Esto no es fútbol, es Hollywood, vamos a vivirlo bien. Esto no es ganar a diario y ver grandes jugadores. El equipo llegó hasta ahí por una forma de jugar reconocida por toda Europa y nadie le echó en cara eso, ni siquiera en la eliminación".