España pierde un billete que era suyo

VOLEIBOL l Preolímpico

Tras ir ganando 2-0, fue remontada por Serbia y, de momento, no estará en Pekín

Guillermo Falasca y Julián García-Torres, destrozados tras le derrota ante Serbia.
Guillermo Falasca y Julián García-Torres, destrozados tras le derrota ante Serbia.
Efe / Esmirna (Turquía)

14 de enero 2008 - 05:02

La selección española desperdició una nueva oportunidad de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Pekín al perder en una agónica final ante Serbia (2-3), en un partido que había comenzado dominando por 2-0. A partir de ahora, al sueño olímpico español sólo le queda una opción: ganar uno de los preolímpicos mundiales que se disputarán en mayo.

España tuvo en su mano el pasaporte, pero se confió en exceso ante un adversario curtido en finales internacionales. A un conjunto como el serbio, con un bronce (Atlanta 96) y un oro (Sydney 2000) olímpicos en su haber, dejarle la más mínima opción de resucitar es el principio del fin. Y eso fue lo que le sucedió a España.

En las dos primeras mangas, el juego español fue impecable. Concentración máxima y mínimos fallos fueron sus mejores cartas. Serbia, no obstante, plantó cara durante un primer set con ínfimas ventajas a favor de uno y otro. En la recta final, con un inspirado Moltó en bloqueo y la solvencia del opuesto Guillermo Falasca, España logró adelantarse (24-22). Los serbios aún lograron salvar dos balones de set, pero una nueva acción del menor de los hermanos Falasca y un error de Miljkovic dieron el triunfo a España por 26-24.

El segundo parcial fue un paseo triunfal de los españoles que llegaron a humillar a sus adversarios (20-8). Las piezas claves del engranaje balcánico, el colocador Nikola Gbric y el opuesto Miljkovic, desaparecieron.

Con una renta de dos sets a cero, España parecía tener cerca su objetivo. Sin embargo, cayó en la trampa que le tendió su rival y poco a poco su juego fue diluyéndose hasta quedar completamente anulado en las dos mangas siguientes (19-25 y 15-25).

Los serbios, grandes maestros en salir de apuros semejantes, comenzaron a imponer su juego y, sobre todo, apostaron por un saque cada vez más duro para anular la recepción española.

En el desenlace, España resurgió por momentos y mantuvo las esperanzas intactas hasta el final (14-14). Miljkovic, apodado el terrible, acabó con las esperanzas olímpicas españolas, al menos, hasta mayo.

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