alejandro davidovich fokina. tenista

"Espero estar esta temporada lo más cerca posible del top 100"

  • El malagueño se sincera en una extensa entrevista, donde habla con nostalgia de un 2017 inolvidable y de lo que está por venir

  • "No se si podré ganar algo, pero deseo poder hacer un buen camino", reconoce el joven

"Espero estar esta temporada lo más cerca posible del top 100"

"Espero estar esta temporada lo más cerca posible del top 100"

Sueña con quitar la tapa y colarse por un embudo que le suelte al rectángulo donde sobrevive la elite. Su nombre retumba con más fuerza desde julio, cuando Alejandro Davidovich Fokina (Málaga, 1999) alzó sus brazos ante el disparo de centenares de flashes en el All England Tennis and Lawn Club, que suele encumbrar a tipos con duende. Este joven malagueño, que reescribió la historia del tenis español, aún vive la resaca de una borrachera emocional. Desde hoy está concentrado con el equipo nacional de la Copa Davis en Marbella, donde hará de sparring de las primeras espadas.

-¿Cómo empezó todo?

-No me acuerdo, pero hay vídeos míos jugando al tenis con dos años y medio. Lo hacía en unas pistas sueltas que hay en Calaflores y ahí empecé a darle raquetazos a la bola contra la pared con mi padre. Desde ahí a mi primer entrenador y hasta hoy.

-Sorprende que no se dedicase al boxeo llegando a ser su padre profesional.

-Nunca me lo inculcó, no me enseñó ni un golpe. No me llevó por ese camino.

-Comenzó a competir con cinco años. ¿Guarda algún recuerdo?

-Lo único que recuerdo es mi primer torneo, que quedé subcampeón. Sí tengo vídeos de pequeño jugando torneos que son muy graciosos porque estaba como una cabra.

-¿Qué edad tenían sus rivales?

-Eran de mi edad. Sí que es verdad que cuando comencé a subir combinaba mi edad con los de una categoría superior.

-¿Cuándo se da cuenta que se puede dedicar a esto?

-El año pasado. Al final son etapas, yo era junior y hasta que no eres absoluto piensas en aprovechar todo y combinar profesional y junior y al final llegas a la etapa absoluta y dices pues estoy o no estoy.

-¿Sacrificó mucho para llegar hasta este punto?

-Estás muchas semanas viajando por el resto del mundo y sí que es verdad que te sacrificas porque no ves a tu familia, a los amigos, a la novia...Pierdes ese tiempo, pero a mí me complace viajar por el resto del mundo.

-¿Cómo es su día a día?

-La pretemporada ha sido muy dura y el día a día es más o menos igual pero restándole horas de tenis. Si en Vera fueron 8 horas al día, aquí son 5 y media ó 6. Es, más o menos, igual. Entrenar por la mañana y después físico. Por la tarde, muy parecido. Entreno tenis, físico y hay veces que me voy al fisioterapeuta.

-Este salto a la ATP supone una dedicación plena que imagino que nota.

-Sí, en junior estás prácticamente siempre viajando y desde ahí ya hacía hincapié en que fuese todo el rato tenis, tenis, tenis. Llegas ahora y es más tenis.

-Cuando deja los entrenamientos, ¿es de ver tenis en la televisión o de desconectar?

-Depende de los partidos. Si está por ejemplo Djokovic, Federer o Nadal sí que me gusta verlo. Si no es de los muy buenos prefiero desconectar porque estoy metido todo el día en una pista de tenis.

-Toca hablar de uno de los momentos clave de su carrera. En 2009 aparece Jorge Aguirre. ¿Qué supuso para usted?

-No sé cómo fue. Mis padres se separaron y mi madre y yo nos mudamos a Fuengirola. Entonces ella contactó con Jorge y desde ahí empezamos a entrenar. Se hizo más profesional porque era estar en el instituto, después casi toda la tarde entrenando y por la noche haciendo los deberes. Era más centrarme en tema tenis que en otra cosa.

-Decía Jorge Aguirre que había visto un campeón, pero que necesitaba pulirle. ¿Lo notó?

-Yo era....¿cómo podría decirlo? Era un chico que le daba igual todo y él me llevó por un camino del que ahora estoy muy contento. Estoy a menos pasos de ser profesional.

-¿En ese proceso tuvo días donde pensó en abandonar?

-Claro porque en el tenis hay muchos altibajos. En un partido donde estás ganando y lo pierdes en tres segundos...Piensas 'ufff, no quiero jugar más a esto'. Al día siguiente estás entrenando otra vez y cuando sientes la bola piensas en seguir. Llegas hasta un punto donde sabes que vas a tener altibajos y te da igual. Tienes que ser regular en ti mismo.

-¿Qué le ha aportado Jorge Aguirre en todos estos años?

-Sobre todo disciplina, aunque todavía me quede por aprender. También mucha cabeza en todo lo que tengo que hacer, por qué camino tengo que ir... Muchas cosas también a nivel personal.

-¿Qué porcentaje diría que es de cabeza y de físico en el tenis?

-75% cabeza, 25% tenis. Si no tienes una buena cabeza no puedes, no puedes.

-Otro de los grandes momentos de su carrera es el 2017. ¿Cómo ha sido de duro el camino?

-Con Jorge Aguirre hemos tenido muchas alegrías y muchas tristezas, pero haciendo balance ha habido más alegrías. A nivel tenístico ha habido muchos torneos que he ganado con él. A nivel entrenamientos yo he sido un poco cabroncete con él, pero al final vas día a día madurando. Cuenta el día a día que vas haciendo con tu entrenador y con tu círculo. Ese círculo siempre está ahí y Jorge ya es como parte de mi familia. Desde que lo conocí hasta que gané Wimbledon siempre ha sido igual conmigo, no ha cambiado nada. Estoy muy contento.

-Hablemos de 2017. Semifinales en Roland Garros y campeón de Wimbledon. ¿Cómo lo vivió?

-Cuando fui a los dos Grand Slams no me esperaba que iba a hacer tan buen resultado, sino que iba a hacer un buen papel porque iba con mucha confianza. Me veía cada día siempre más confiado en mí mismo. En Roland Garros cada día me sentía mejor y ganaba más fácil porque me sentía más cómodo. En las semis me pudo la presión y se me fue el partido. Pero en Wimbledon creo que aprendí de ahí y al estar en semifinales creo que asimilé bien la presión y la lluvia me ayudó un poco. Cuando reanudamos sí que fui más tranquilo a la pista y lo bordé. En la final no quería presión ni saber nada, solo jugar y disfrutar de la pista 1. Fue un estado de shock estar ahí y hacer todo lo que yo quería.

-Antes de eso ya había ganado un partido en el Conde de Godó, su primer gran torneo.

-Fue un momento super alegre porque jugué los dos partidos de previa en la central con dos grandes jugadores. La pista estaba a reventar y en el primer set del primer partido estaba que no metía una bola. En mi cabeza dije que 'si quiero estar aquí, he visto muchos partido en el Godó, jugando Nadal, jugando todo el mundo ahí. ¿Por qué tengo que estar yo nervioso?' Di un cambio...Me senté en el banquillo, pensé en el segundo y en el tercer set me voy a liberar. Así fue y fui tranquilo. El segundo partido fue más o menos lo mismo, pero con mucha más gente en la grada. Eso estaba a reventar y yo estaba alucinando. Me temblaban las piernas cuando entraba a la pista, pero estuvo muy chulo.

-Llegó a Wimbledon con la mentalidad de ir día a día y la hierba se ha convertido en su superficie favorita.

-Termino un Futures en Baquio de hacer final y me fui tocado. No veía muchas expectativas, no sabía si me iba a recuperar al 100% para competir en hierba, porque pegas un pequeño resbalón y se te puede ir la pierna. Fuimos dos o tres días antes de que fuese a competir y estuve probándome y no sentía ningún dolor, estaba perfecto. Cada día me sentía más cómodo. El último día entrené con Thiem y fue como un subidón para empezar a competir y hacerlo bien.

-Comienza a jugar, no pierde ningún set y se planta en semifinales, que gana y llega a la final.

-Empecé muy cómodo jugando, muy seguro, le estaba haciendo mucho daño con mi saque. Recuerdo ponerme 3-1, pero me breakeó y se me complicó. Sabía que tenía que ganar el primer set porque mi contrincante venía en muy buena racha, de ganar la semana anterior un torneo en hierba. Entonces, el primer set sería muy duro. En el tie break me dije a mí mismo 'voy a full' porque el segundo set va a ser el doble de esto. Gané el primer set y en el segundo iba confiado y sabía que el otro iba a pinchar un poco en el físico. Entonces apreté más las tuercas.

-¿Qué pensó cuando entra el último golpe y Geller no llega?

-Nada, no me se pasó nada. La mente en blanco, pero totalmente. Hacer la dejada y ver que entra y no llega... Miré a mi grada y no sabía qué hacer. Si tirarme al suelo o cómo reaccionar. Durante ese día no me creía que había ganado Wimbledon.

-¿No había vivido nunca esa sensación?

-No. Es mi torneo favorito desde hace mucho tiempo, fue un estado totalmente de shock, sin saber qué hacer. Que te dicen tienes que hacer el antidoping, yo voy; tienes que hacer no sé qué, voy...No sabía reaccionar a nada. Voy, voy, voy, pero sin pensar nada.

-¿Ahí es cuándo se da cuenta de lo que realmente ha hecho?

-Claro, después de ganar un Grande hay más ojos viéndote y tienes que cuidar más tu imagen. Antes te podías escaquear un poco, pero si ahora no lo haces te comen. Tienes que cambiar cosas. Después de Wimbledon los primeros meses fueron brutales porque donde iba me conocían, era espectacular.

-Luego vino la entrega del título y la cena por la noche.

-Nada más terminar el partido estuve en estado de shock, pero cuando fui a la pista central a la entrega de premios estaba todo el mundo. Hubo un momento donde estaban todos los fotógrafos y yo levantando el trofeo. Pensaba 'si se me cae el trofeo...' Estaba con las manos temblando. Fue un momento precioso y nunca se me van a olvidar esas imágenes. En la cena cuando me decían que bailara con Muguruza no sabía ni como reaccionar. No sabía que había que bailar ni nada y al final no bailó nadie. Estuvo muy chulo porque pusieron unos vídeos bonitos de los campeones y subcampeones.

-¿Ser más conocido le repercute en presión en la pista?

-Sí que es verdad que al ganar un Grande al final te vas a meter un poco más de presión porque tienes que hacerlo bien, pero creo que lo llevé más o menos bien. Después jugué San Sebastián, hice final individual y dobles, jugué en Sevilla y gané mi primer partido de Challenger... Lo llevé bastante bien porque fue un estado de shock que no lo quise pensar mucho porque era muy grande. Seguí mi camino, entrenar día a día y creo que lo hicimos bastante bien.

-Sería Wimbledon también una inyección de fuerzas para seguir.

-Claro. Sabes que has ganado un Grande y tienes más confianza y seguridad en ti mismo. Vas a por ello y que pase lo que tenga que pasar. Es un deporte de riesgo en el que solo puede ganar uno, que no hay empate ni nada. Tengo que ir a full y si no me salen bien las cosas, otro día será y a aprender de los errores. Estoy más centrado en el tenis después de Wimbledon.

-Ahora afronta el salto a la ATP. ¿Dónde lo nota?

-La dedicación tiene que ser plena al tenis, aunque tiene que haber un pequeño break porque la cabeza estallaría. En el tema tenístico mejorar mucho más los golpes, estar mucho más centrado en cada pelota que das, de cabeza estar mucho mejor, aguantar un ritmo que es mucho mayor...Cada bola es como si fuese un partido.

-¿Qué virtudes tiene para consolidarse en la ATP? ¿Dónde más margen de mejora?

-Soy competitivo, no me gusta perder a nada. Pero a nada. Me contradigo un poco porque soy muy competitivo, pero a veces mi cabeza me falla. Tendría que mejorar que no me fallara tantas veces y cada día ir mejorando mentalmente para luchar cada pelota, no descentrarme en ningún golpe y estar al 100% siempre. No estar en lo que no tengo que estar.

-¿Esa competitividad puede ser herencia paterna o es innata?

-Puede ser ambas porque yo al final a mi padre no le he visto nunca compitiendo. No sabría decir si él fue competitivo o no. Por una parte es innata y hay una pequeña parte que lo llevo en los genes.

-Cada tenista tiene una superficie fetiche. ¿Usted también?

-No, yo creo que me adapto a todas las superficies, aunque la favorita es hierba.

-Ahora llega la Copa Davis. ¿Qué significa?

-Es una ilusión formar parte del equipo ya que voy a convivir con ellos y a entrenar. Me va a ayudar mucho a mejorar en lo tenístico vivir esta experiencia. No la puede vivir cualquiera y la voy a aprovechar al máximo.

-Ya que empieza a relacionarse con la selección. ¿Le pesa mucho tener que darle el relevo a una generación histórica?

-Siempre he dicho que cada uno es como es, diferente. Yo voy por mi camino y cada uno tendrá que hacer su papel. Tengo que ir a más, no sé si ganaré algo, pero espero poder hacer un buen camino.

-¿Con qué estaría satisfecho al finalizar esta temporada?

-Quiero subir de ránking igual que todos los jugadores, me sentiría satisfecho de estar más cerca de la elite. De la parte más profesional porque con ellos ganas la experiencia y te haces más jugador. Espero estar lo más cerca del top 100 posible.

-Se le avecinan retos bonitos esta temporada, donde quizá pueda llegar a jugar la fase previa de Wimbledon.

-Yo eso no lo llevo y depende de mi entrenador y mi manager las wild card que vayan consiguiendo. Creo haber escuchado que al ganar el junior de un Grand Slam sí que te dan una para jugar la fase previa de ese torneo el año próximo.

-¿Le ilusiona?

-Sí, pero veo que está lejos y me quiero centrar en todos los torneos que están por delante.

-¿En quién se fija?

-Djokovic, que ahora ha vuelto otra vez a competir. Siempre me voy a fijar en su juego, en su mentalidad, en su elasticidad, en todo.

-¿Qué meta se pone?

-Estar en el top 10. Ser uno de los mejores.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios