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Ferrer-Salat, única medallista española

  • La jinete, que estará en sus cuartos Juegos Olímpicos, consiguió el bronce en Atenas 2004

La doma clásica, dentro de la hípica olímpica, no es una modalidad que haya dado muchos metales a España a lo largo de la historia de los Juegos Olímpicos. De hecho, sólo cosecha dos, y una de ellas de manera individual. Lo consiguió Beatriz Ferrer-Salat en Atenas 2004 cuando, tras un gran concurso, se colgó el bronce en el podio griego.

Ferrer-Salat es historia de la hípica española y mundial. Hija del que fuera presidente del Comité Olímpico Español (COE) entre 1989 y 1998, Carlos Ferrer Salat, la amazona cumplirá en Río de Janeiro su cuarta participación en unos Juegos Olímpicos, un hito sólo superado por unos pocos elegidos. La española compitió por primera vez en Atlanta 1996, donde ya consiguió un diploma olímpico con la selección española al quedar en séptimo lugar. Cuatro años más tarde, en Sidney, repetiría diploma olímpico pero subió un escalón más en la clasificación, al quedar en quinto lugar.

La catalana no se quedaría sólo con la quinta posición. En Atenas consiguió un gran concurso para ver subir, por primera vez en unos Juegos Olímpicos, a un español al cajón en doma clásica. No sería el único metal que se colgaría en la capital griega. Su gran concurso le valió a España para subir al segundo cajón del podio, la mejor medalla de la hípica española en el torneo olímpico.

Ferrer-Salat vuelve, tras doce años de ausencia, a unos Juegos Olímpicos. En 2008, en Pekín, estaba preseleccionada por la Federación Española, pero una lesión a última hora de Fabergé, su caballo. Tras un brillante comienzo de temporada, que la deja como una de las favoritas para volver a subirse al podio olímpico, ya habiendo viajado a China Fabergé se lesiona de gravedad. Al caballo se le encuentra un agujero en el suspensor de un pie. La lesión provoca que Ferrer-Salat no pueda competir en Pekín sus cuartos Juegos Olímpicos. Fabergé, por su parte, no pudo volver hasta dos años después de dicha lesión.

De nuevo una lesión frenó a Ferrer-Salat de sus cuartos Juegos Olímpicos. Una mano hinchada del caballo volvió a privarle de ser olímpica de nuevo, aunque esta vez iba como reserva. Ferrer-Salat se quitará a partir del 10 de julio la espina que se clavó hace ocho años y que le permitirá volver a competir en un escenario único, con todo el mundo mirando hacia Río para presenciar, una vez más, a la mejor jinete de doma clásica de la equitación española.

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