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Freixanet, una saga de deportistas

  • "Sé que yo también puedo dar lo que el Málaga necesita", proclama Pol, portero del filial, segunda generación de profesionales de una familia cuyo padre y una de sus hermanas han llegado a ser internacionales de baloncesto

Todo empezó en 1937, cuando nació Joan Freixanet Picañol. Él no llegó a la élite pero fue quien inició la saga de deportistas de la familia Freixanet, que ha dado ya dos generaciones de profesionales y que tiene a uno de sus miembros peleando por hacerse un sitio en el mundo del fútbol. Se trata de Pol, el espigado portero del Atlético Malagueño, quien hace ya dos años aparecía por la pretemporada del primer equipo en Benahavís recién llegado de la cantera del Espanyol, y desde entonces no ha faltado a ninguna estadía estival con el Málaga.

Hasta la fecha, el más reconocible de todos para el gran público es Jordi, el hijo de Joan y padre de Pol. Fue una alero alto de 2.04 que jugó al baloncesto de máximo nivel en la selección y en el Cotonificio, Licor 43, Español y Cáceres, de donde su vástago recuerda que metió la canasta que les sirvió el ascenso a la ACB en 1992. Una de las fotos que ilustran estas líneas es justo la de ese instante y uno de los tesoros emocionales de los Freixanet, a los que los viajes, las distancias, las múltiples mudanzas y demás barreras que acarrean sus profesiones "no han podido romper el gran vínculo de unión que siempre hemos tenido", explica el meta malaguista.

Su hermana Jael, conocida deportivamente por su primer apellido, sí que tiró por la especialidad de su padre. Juega al baloncesto y ha estado hasta esta temporada en el Perfumerías Avenida, uno de los grandes de la liga femenina, donde ha ganado la Copa de la Reina. Es tricampeona de Europa en categorías inferiores con la selección y cuarta del mundo. "Es una persona muy exigente consigo misma y esto ha hecho que haya llegado al nivel que está actualmente", comenta Pol, quien añade con tremenda pasión: "Además es muy lista. Está sacando Física pese a todo lo que entrena".

"Siempre me dijeron que hiciera lo que me gustara", reflexiona el meta en plural al serle cuestionado cómo se vio en su casa que eligiera un balón más pequeño que el naranja. Y en ese plural incluye a su madre, de quien reconoce que es un valor muy importante en su vida. Lourdes Viejo Personat, que es como se llama, es psicóloga. "He recibido la educación deportiva y mental adecuadas", dice orgulloso el portero blanquiazul sobre sus progenitores: "He podido aprender de dos ramas distintas. Una basada en la experiencia, en las sensaciones, la práctica, por parte de mi padre. La otra, la faceta de mi madre, es más el contenido, el concepto en sí".

No llega a los 204 centímetros de su padre, pero sus 193 bien le podrían haber valido para jugar al baloncesto también. Dice que, "aunque el baloncesto no se me da mal", se decantó por el balompié "porque desde pequeño empecé con el fútbol con los amigos, desde que tengo cuatro años. A pesar de que compito a fútbol, siempre que puedo juego a baloncesto también".

La vida itinerante de los deportistas le va a llevar a Pol a reencontrarse en Málaga con uno de esos entrenadores que le marcó y le dejó huella. Es Josep Clotet, el nuevo técnico del filial. "Tiene las ideas muy claras y con él se aprende en todos los ámbitos. No sabía que venía pero, en cuanto me enteré, me alegré. Siempre he dicho que es el mejor entrenador que he tenido. No es por hacerle la pelota", explica acabando entre carcajadas de Clotet, con quien coincidió en su primer año de juvenil: "Tiene una cosa muy buena: sabe valorar el trabajo. Yo con él jugué más de lo que esperaba. Él supo ver que lo daba todo en los entrenamientos. Antes me enseñó mucho a exigirme a entrenar y espero que este año me pueda enseñar a competir".

No se ha dedicado al deporte, pero "es un gran apoyo. No hay partido que no me mande un mensaje antes pese a la diferencia horaria. Aunque no se lo haya dicho directamente me ha ayudado mucho", dice Pol de Aida, la mayor de los tres hermanos. Ella acaba de regresar de Canadá, donde vivió el último lustro, siempre en contacto con los suyos. Ahora está empezando un negocio, ha hecho una página web de análisis de otras webs. "Es algo que en Estados Unidos se hace mucho y está empezando a hacerse en España. Analiza si las diferentes webs que se lo solicitan están obteniendo los resultados que buscan", explica. "No se te olvide poner que la dirección es www.uxline.com, porque está realmente bien", reclama con la admiración que siente también por Aida. "Me noto muy apoyado por toda mi familia, pero no me puedo olvidar del gran apoyo que representa en mi vida mi pareja. Lo da todo por mí. Soy muy exigente y ella me ayuda mucho a canalizar esta exigencia. Confío plenamente en ella", prosigue el joven jugador blanquiazul analizando a su entorno.

En el Malagueño Pol se siente como en casa. Ahora tiene también cinco compañeros más con los que coincidió dando sus primeros pasos en la cantera del Espanyol. Son Óscar Sielva, Marc Caballé, Pirulo, Sergi Darder y Cristian Márquez. Aunque hay otro detalle que él mismo explica para reflejar ese sentimiento: "Mi forma de ser se asemeja mucho a la de la gente en Andalucía. Tengo un carácter bastante abierto también".

En su tercera pretemporada consecutiva sueña con debutar algún día con el primer equipo. Pellegrini le dice "que esté preparado y que entrene duro". Sabe que por delante están Caballero, Kameni y Rubén, quienes le parecen "unos grandes porteros, donde a su lado se puede aprender mucho".

La pasada temporada una lesión en el menisco le llevó a quirófano el 22 de mayo, "justo antes del último partido de Liga". Sabe ver las cosas con el humor debido ("He estado todo el verano recuperándome, estas han sido mis vacaciones", dice entre sonrisas este estudiante de finanzas y contabilidad, que ni habla ni piensa de lo que para él podría suponer una posible salida de Rubén al Rayo, quien está interesado en el gallego. "Sólo me centro en lo que está en mis manos", reconoce Pol Freixanet Viejo, que no es el prototipo de deportista mediático pero que en los genes sí que lleva el código de autenticidad. El que un día inició Joan, su abuelo, y que él quiere dar continuidad defendiendo la portería de La Rosaleda. "Sé que yo también puedo dar lo que el Málaga necesita", concluye.

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