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Generación SABONIS

  • El equipo cadete del Unicaja, que ayer se proclamó campeón de Andalucía, centra muchas esperanzas para el futuro · Domantas, hijo de Arvydas, lidera un talentoso grupo con nombre y cualidades

El futuro pasa por la cantera, es una máxima que se repite en Los Guindos. No hay una fórmula infalible para transportar el talento juvenil a la élite, pero materia prima sí que existe. Un ejemplo es la generación del 96, que ayer se proclamó campeona de Andalucía cadete tras derrotar al Cajasol Banca Cívica (76-70) en Carranque. Es una camada que llama la atención desde muy niños y en la que el Unicaja tiene depositadas muchas expectativas. Como en todo grupo de jóvenes se impone la mesura y la prevención con un grupo de adolescentes, pero la convicción entre los técnicos de la casa es que germinan varios futuros jugadores de nivel ACB. Por lo menos. Converge un grupo con talento y con apellidos ilustres. Está el hijo menor de Arvydas Sabonis, Domantas. Un familiar de Serge Ibaka, Romaric Belemene. Francis Alonso, hijo de Paco, ex jugador y ex técnico del primer equipo del Unicaja...

La pasada temporada este equipo consiguió, como cadetes de primer año acceder al Campeonato de España, tras derrotar al equipo de segundo año (1995), algo sumamente infrecuente. El grueso del bloque compone la selección andaluza de la categoría que conquistó el Campeonato de España por comunidades. Rafa Piña, habitual en las categorías inferiores de la selección, es el técnico de ambos equipos. Tras la victoria de ayer, a finales de mayo está el siguiente objetivo competitivo, el Campeonato de España en Galicia.

Como sucede en estas categorías, hay pocos partidos igualados, el equipo gana por amplias rentas. 40 puntos de diferencia mínimo ha sido la tónica en este Andaluz. Por ello, el equipo juega en la Liga senior de Málaga para coger experiencia ante rivales más poderosos. La final de ayer fue un partido competido. A mediados del tercer cuarto, el Unicaja perdía por nueve puntos (46-37) con el rival sevillano, pero remontó en un cuarto final enorme en el que salió a flote la calidad de un bloque en el que hay varios jugadores sobresalientes.

El que más llama la atención, además de por el nombre, es Domantas Sabonis. El tercer hijo de Arvydas, zurdo de 1.99 metros, rebosa calidad. Juega habitualmente de cuatro, aunque seguramente se convierta en un tres como profesional. Despliega un amplio catálogo de virtudes, la mejor, quizá, una visión de juego descomunal, al estilo de su progenitor. Capaz de dar pases de cancha a cancha a una mano, va un segundo por delante de la jugada. Es el líder del grupo, anota dentro y juega y crea de cara, su tiro es correcto pero mejorable. Este verano jugará el Europeo cadete con Lituania, ya ha estado en el Jordan Brand Classic de Charlotte con los mejores cadetes del mundo y su proyección es altísima. Ya ha entrenado regularmente con el Clínicas Rincón y está previsto que realice la próxima pretemporada con el filial, donde ya está su hermano Tautvydas. En Lituania sus evoluciones se siguen con supremo interés. También habrá que ver qué se decide con su futuro. Allí se especulaba con la posibilidad de que fuera a una Universidad norteamericana. Está en los equipos de la EBG desde que tenía cuatro años.

Sabonis no eclipsa más talento. Ayer sumó 13 puntos, pero el máximo anotador fue Romaric Belemene (20), un congoleño familia de Ibaka. Su capacidad física es asombrosa para un niño de 15 años (nació en 1997, mide 2.02). Ayer colocó varios tapones que hubieran firmado profesionales y realiza mates espectaculares. Siempre queda la duda de la corrección de las edades, hay que ver su evolución. Como la de Sergio Mendiola, un pívot de 2.10 metros. Reclutado desde Elche hace un par de temporadas, escasean chicos con su altura. Ha evolucionado mucho estas dos temporada, pero aún le queda. Quienes trabajan con él aseguran que es muy aplicado y que se esfuerza mucho por mejorar. Es ágil y coordinado para su altura. Es internacional español, como Francis Alonso, un base (1.83 metros) que ayer metió 18 puntos, con dos triples claves, y una gran capacidad anotadora.

Después, más gente de la casa (Cortés, Aguado o Moreno), un serbio de 2.05 metros (Kenan Karahodzic), todos ellos cupos de formación. Quizá algunos integren el Unicaja del futuro. La cantera pega con fuerza.

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