Grecia sube al Olimpo en Da Luz

'Maracanazo' en Lisboa. La modesta selección helena acabó con las esperanzas de Portugal cuando todo el país vecino preparaba la celebración

17 de junio 2016 - 05:02

NI Alemania, ni Holanda, ni la anfitriona Portugal, ni Francia. Ni tampoco, evidentemente, España. La Eurocopa de 2004 deparó una de las mayores sorpresas de la historia de la competición: el triunfo de Grecia. Fue una sorpresa sólo equiparable a la victoria de Dinamarca en el 92, incluso mayor por el pobre historial de la selección helena, y que los griegos empezaron a cimentar desde el primer partido, cuando se impusieron a los superfavoritos portugeses tal como harían después en la final. De la mano del alemán Otto Rehhagel, Grecia alcanzó el campeonato con un fútbol escasamente vistoso pero de una efectividad absoluta: tras pasar la criba del grupo, tres victorias por 1-0 la situaron en lo más alto del fútbol continental, un poco lo que España haría seis años después en el Mundial de Alemania aunque con un fútbol a años luz del que los hombres de Del Bosque desplegaron en los estadios sudafricanos.

El triunfo griego significó el del fútbol modesto ante los grandes transatlánticos europeos, entre los que ninguno faltó a la cita portuguesa. Algunos de ellos se quedaron a las primeras de cambio, caso de España, Alemania e Italia y sólo Holanda, además de Portugal, logró alcanzar unas semifinales en la que también estuvieron Grecia y la República Checa. Tras un mes de competición, en la final se repitió el partido inaugural y, de nuevo, el triunfo fue para los helenos. En ese primer partido, Grecia se había impuesto por 1-2, y ello porque Cristiano hizo el único tanto local en el descuento, y en la final un solitario gol de Angelos Charisteas culminó la hazaña de unos futbolistas semidesconocidos que encontraron en los campos portugueses su Olimpo particular.

Grecia alcanzó la gloria y Portugal, con todo el país engalanado con banderas rojiverdes y un ambiente generalizado de euforia patriótica, vivió al final un infierno. En cuanto a España, su participación estuvo presidida por el mismo tono gris que la acompañó durante los dos años de Iñaki Sáez como seleccionador. Aunque inició el torneo con una victoria sobre Rusia en la cercana Faro (1-0, gol del recientemente retirado Valerón), el triunfo de los griegos sobre Portugal abrió de forma peligrosa el grupo y su empate ante la propia Grecia, que igualó por medio de su talismán Charisteas el tanto de Morientes, la llevó a jugársela a una carta ante los anfitriones. Mal negocio, desde luego, pues, aunque el empate bastaba, Portugal jugaba en casa y la empresa estaba llena de dificultades.

Y, claro, la cosa no salió bien. España jugó de forma conservadora a pesar de la presencia de hasta cuatro futbolistas de ataque (Joaquín, Vicente, Fernando Torres y Raúl) a los que luego se añadió Morientes, pero no encontró la forma de inquietar seriamente a Ricardo, salvo en un par de jugadas aisladas, y un gol de Nuno Gomes en la segunda parte acabó dándole el triunfo y la clasificación a los lusos mientras España se despedía del torneo. Una España en la que hubo cosas extrañas como, por ejemplo, que Xavi, ya con casi 20 partidos internacionales a sus espaldas, no disputara un solo minuto. Una España, en fin, en la que se cerró un nuevo ciclo: Iñaki Sáez regresó a la sub 21, su hábitat natural en la Federación, aunque ya no consiguió más éxitos, mientras que en el horizonte asomaba Luis Aragonés, el hombre con el que todo cambió.

Portugal: Ricardo; Miguel (Paulo Ferreira, 43'), Jorge Andrade, Ricardo Carvalho, Nuno Valente; Costinha (Rui Costa, 60'); Figo, Maniche, Deco, Cristiano Ronaldo; Pauleta (Nuno Gomes, 74'). Grecia: Nikopolidis; Seitaridis, Dellas, Kapsis, Fyssas; Zagorakis, Bassinas, Katsouranis, Giannakopoulos (Venetidis, 76'); Vryzas (Papadopoulos, 81') y Charisteas. Árbitro: Markus Merkt (alemán). Amonestó a Costinha, Nuno Valente, Bassinas, Seitaridis, Fyssas y Papadopoulos. Goles:0-1 (57') Charisteas. Incidencias: Final de la XII Eurocopa disputada el 4 de julio de 2004 en el estadio Da Luz de Lisboa ante 62.865 espectadores.

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