Iniesta prende la llama
La entrada del genio manchego en la segunda parte activa el juego de toque y rápida circulación que es la llave de la campeona Azpilicueta y Javi Martínez piden protagonismo

Sevilla, la cuna del jugador número doce, volvió a festejar la llegada de su selección, que ante Bolivia jugó su penúltimo ensayo antes de embarcar rumbo a Brasil a la defensa de su corona. Y las sensaciones que dejó La Roja fueron buenas. Hubo chispa, electricidad. La inquietud que reina por el estado físico de muchos jugadores quedó un tanto mitigada por una segunda parte en la que España fue España. Y lo fue por la luz especial que irradia Iniesta. Saltó y todo fue distinto. Con él entraron Silva, Busquets o Cesc y todo encajó.
Hasta el descanso, fue un partido distinto. Para enfocar desde un prisma inhabitual. No se trataba tanto de analizar las evoluciones de la selección española como equipo. Del Bosque, ante todo, disponía de 90 minutos para calibrar el estado de forma y las posibilidades de muchos de los que saltaron a la hierba del Ramón Sánchez-Pizjuán.
Y es que el once inicial que dispuso Vicente del Bosque, ni mucho menos va a litigar contra holandeses, chilenos o australianos en Brasil. Era muy circunstancial por las ausencias de los jugadores del Real Madrid y el Atlético, por las lesión de Jesús Navas y porque algunos de los que actuaron ante los bolivianos tienen muy complicado el mero hecho de lograr el ansiado billete para cruzar el Atlántico: Iturraspe, Alberto Moreno...
Los apuntes técnicos, los diálogos al oído de Del Bosque y Grande en el banquillo obedecían más a rendimientos individuales que al comportamiento de la campeona del mundo como equipo.
A saber: Javi Martínez se postula como una garantía para una demarcación primordial en un equipo de fútbol, la de central. Ahí el fútbol español no anda tan sobrado de efectivos como en otras zonas del terreno de juego. Y más tras el vacío que deja Puyol. Se le vio al del Bayern acoplado con Piqué. Con vigor, buen tono para imponer su físico. Ahí puede tener su hueco en un once donde el metro cuadrado es carísimo.
Tampoco anda sobrada La Roja de laterales. Y Azpilicueta, que ha cuajado una notable temporada en el Chelsea, muchas veces en el ala izquierda a pierna cambiada, se postula como una pieza muy útil en Brasil. Tiene un físico arrebatador, trabaja la banda muchísimo y sin ser Daniel Alves, ofrece cierto criterio en ataque.
La selección española trató de abrir el campo lo que pudo, ya que Azkargorta, el seleccionador de Bolivia, mandó lo que mandan casi todos los técnicos que deben frenar a España: acumulación de hombres por dentro, hasta nueve jugadores de campo por detrás de la pelota y una enorme solidaridad y disciplina para cortar el caudal de juego.
Con ello, el guión fue muy previsible. Balón para los de rojo, paciencia, a tocar y a generar espacios hasta la portería de Quiñónez. La clave estribaba en la velocidad de la ejecución. En una circulación eléctrica de la pelota, que ha sido la llave maestra de la selección en este ciclo de oro.
Y al mando de Xavi Hernández, la selección tocó la pelota con voluntad de imprimir ese ritmo que marca las diferencias. Piqué dio el paso adelante para apoyar al cerebro. Iturraspe desplegó su físico. Y algo más arriba, Cazorla trataba de conectar entre líneas con Mata, Pedro y Torres.
En la primera parte faltó un último pase realmente afilado, un chispazo que sorprendiera a las líneas bolivianas, una genialidad. La ocasión más clara fue un tiro de Azpilicueta al palo (minuto 30). Ya en el minuto 43, Torres cabeceó un centro envenenado de Cazorla y Quiñónez desvió.
Tras el descanso, el fútbol de España fue menos artificioso. Más de verdad. Mucho tuvo que ver en ello la entrada de Iniesta por Mata. El genio manchego imprimió una marcha más a la circulación del balón, desde ese perfil izquierdo que acostumbra en el Barcelona para dar salida a sus pases interiores con la derecha o a esos zigzagueos que acaban con varios rivales persiguiéndolo.
A la media hora, Del Bosque introdujo a Busquets por Xavi, Cesc por Torres y Silva por Cazorla. Y la selección se pareció mucho más a la que va a defender su título: dos pivotes, Iturraspe (en el Mundial será Xabi Alonso) más Busquets; Iniesta con Silva entre líneas y asociándose por dentro; cesc como falso nueve.
En esa última media hora, a los bolivianos les resultó más complicado obturar los caminos hasta su portería. España adelantó su presión al tiempo que jugaba más rápido. Alberto Moreno ý Azpilicueta empezaron a recibir balones en ventaja en las bandas, después de las maniobras de los pequeñitos para habilitar y lanzar a los laterales. Y Cesc, arriba, negó las referencias a los centrales, saliendo del área y arrastrando al marcador hasta sacarlo de su zona.
Busquets, además, se dedicó a tocar a la primera, lo que aceleraba aún más el juego.
Todo desembocó en un juego más parecido al que Del Bosque exigirá cuando llegue el fútbol de verdad. Triangulaciones eléctricas, toque en corto, creatividad. Faltó concretar alguna ocasión más para plasmar la superioridad que se hizo patente en la segunda parte. Pero eso no debe inquietar en el vestuario de la campeona. Lo primordial, lo básico, es que salte la chispa que lo active todo, que la cabeza y las piernas respondan. Y las sensaciones tranquilizaron algo a los pesimistas.
Sólo queda un amistoso más, el próximo sábado 7 de junio, en Estados Unidos, ante la modesta selección salvadoreña. Allí saltarán con esa extraña equipación encarnada los que definitivamente defenderán el entorchado en casa del rey de reyes. Seguramente, Iniesta se confirmará como el eje sobre el que gravitará el juego. Hoy, él es el faro y guía. El que hace que todo suene afinado.
España: Reina; Azpilicueta, Piqué, Javi Martínez, Alberto Moreno; Iturraspe, Xavi (Busquets, 61'), Cazorla (Silva, 61'); Mata (Iniesta, 46'), Fernando Torres (Cesc, 61') y Pedro (Deulofeu, 80'). Bolivia: Quiñónez; Diego Bejarano, Eguino, Raldes (Zenteno, 90'), Gutiérrez, Marvin Bejarano; Mojica (Cardozo, 72'), Chumacero (Miranda, 65'), Meleán (Danny Bejarano, 65'), Arce (Arze, 72'); Martins (Peña, 82'). Árbitro: Lorenc Jemini (albanés). Amonestó a Chumacero. Goles: 1-0 (51') Fernando Torres, de penalti. 2-0 (84') Iniesta. Incidencias: Partido amistoso. Algo más de tres cuartos de entrada en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
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