Mientras Javi Gracia aúna esfuerzos pensando cómo cambiar la inercia, muchos aficionados se flagelan viendo lo que pudo haber sido y no fue. Concretamente, con la figura de Javi Guerra. El veleño suma ya ocho goles en los nueve partidos que ha disputado (se perdió los dos primeros tras incorporarse a última hora en el mercado de verano). Es decir, tres más de los que suma el Málaga en once. No es ejercicio de masoquismo, es que se abrió un protocolo de negociación con el delantero para que esta temporada hubiera continuado en Martiricos tras los seis meses en los que estuvo cedido aquí. En las actuales condiciones, resulta inevitable que muchos se pregunten cómo le iría a los de Gracia con él en las filas.

No obstante, su ausencia sí puede establecer una relación causa-efecto en los males del equipo, incluso en las actuales relaciones del entrenador con los dirigentes. En el primer trimestre del año, cuando Gracia, Mario Husillos y Vicente Casado se reunieron para definir las líneas maestras del proyecto para esta temporada, el nombre del veleño se puso encima de la mesa. El técnico solicitó que se hiciera un esfuerzo por él viendo lo que estaba dando y lo que podría ofrecer en continuidad. En opinión del navarro, sería muy complicado encontrar en el mercado alguien de sus características dado el poder adquisitivo malaguista.

Los dirigentes lo tuvieron en cuenta e iniciaron las conversaciones para adquirir al futbolista en propiedad. Así se lo hicieron ver a Pepe Mesas, agente de Javi Guerra: todo quedó vinculado a que obtuviera la carta de libertad del Cardiff y le pidieron que no dieran un solo paso sin avisar al Málaga de sus intenciones. El escenario era complicado aunque subsanable: el delantero debía obtener una rescisión lo más ventajosa posible para que luego el club le compensara en un contrato de dos o tres años las cantidades a las que renunciara en Inglaterra.

No obstante, un par de factores básicos hicieron que el Málaga abandonara la operación. Primero, la opción que se presentó de adquirir en propiedad los derechos de Nordin Amrabat, que obligaban a un desembolso de 3,5 millones de euros. Por otro lado, la dilación con que se llevó a cabo la salida del veleño del Cardiff. En el Málaga no estaban dispuestos a arriesgarse a esperarlo hasta el último momento para que luego no se hiciera la operación y se quedaran sin alternativa (finalmente llegó Santa Cruz como cedido).

A Javi Gracia lo que más le dolió este verano fue que cuando se le prometió que saldrían sólo dos jugadores finalmente lo hicieron los Samus y Juanmi. Además, una vez que ya se le había garantizado que Darder se quedaba en la plantilla, horas antes de viajar al Camp Nou se le comunicó que era traspasado al Olympique de Lyon, lo cual derivó en su rajada posterior al partido contra el Barcelona. Pero también le queda cierto resquemor por no haber centrado esfuerzos en retener a Javi Guerra, un tipo que podía darle mucho al equipo. La posterior llegada de Santa Cruz, tipo al que también admira mucho y ve como un posible motor del cambio, mitigó en cierta medida esa sensación. La presencia de Charles, con el que él mismo tuvo charlas durante la temporada para disuadirlo fue otro de los motivos para dar a entender al técnico de que se había formado un competitivo arsenal ofensivo para afrontar la temporada, por más que hora mismo no esté dando sus frutos.