Juanmi: al fin continuidad

Las pocas buenas noticias que está aportando el Málaga esta temporada provienen de canteranos. Las irrupciones de Darder, Samu y Juanmi han dado otro aire a un equipo venido a menos por las bajas y sumido en una dura depresión de resultados. El caso del delantero coineño es, incluso, más especial que el de los demás. Desde su irrupción en 2010, el arieta apenas ha gozado de continuidad. Ni Muñiz, que le dio sus primeras oportunidades con el primer equipo; ni Jesualdo, que le blindó pero no terminó de depositar en él toda la confianza que demostraba su nuevo contrato; ni Manuel Pellegrini, que terminó por cederlo al Racing de Santander la pasada campaña. Ninguno de los tres últimos entrenadores del conjunto blanquiazul apostó por darle partidos y confianza. Pese a todo, siguió aportando goles en los pocos minutos con los que fue contando.

17 tantos llevan su rúbrica desde aquel primero ante el Getafe en Copa que le convirtió en el malaguista más joven en conseguirlo. Su aparición fue un halo de luz en medio de una etapa sombría del malaguismo. La temporada estaba resultando difícil y la explosión de un canterano pareció dar otro aire al equipo.

Desde entonces, luces y sombras para un Juanmi destinado a esperar oportunidades desde el banquillo, y con la obligación de aprovechar los pocos minutos que le ofrecian. Era el recurso de la desesperación y funcionó mucho más de lo esperado.

Tres años después, tras chupar banquillo y grada de sobre, además de comerse un duro descenso con el Racing, el de Coín empieza a recoger su recompensa. La necesidad obligó a Schuster a tirar de él, a pesar de las reticencias del alemán con el canterano tras la pretemporada. El ariete ha respondido a la llamada con goles. Dos goles en apenas 223 minutos, a celebración cada partido y medio, casi nada.

Tal ha sido la poca confianza de la que ha gozado que ante el Villarreal disputó su segundo partido completo con el primer equipo en competición liguera. El anterior data de mayo de 2011, en la última jornada ante el Barcelona y sin nada en juego. En total, ha llegado a disputar otro más, en Copa del Rey ante el Getafe. Apenas tres partidos enteros en su trayectoria como malaguista, clara demostración de lo poco que ha contado para los técnicos. Ahora parece que Schuster le ha encontrado el punto. La confianza, si perdura al fin, promete dar goles.