Lamentan Aíto García Reneses y la cúpula deportiva del club la plaga de lesiones, enfermedades y operaciones que asuela al equipo desde la pretemporada. Pero no todo es malo. Siendo positivos, esas ausencias forzosas han abierto la puerta del primer equipo a jugadores jóvenes que, de otra manera, no hubiesen tenido la oportunidad de formar parte del primer equipo. A cambio de lesiones el Unicaja ha recibido juventud y esperanza, virtudes personificadas en las figuras de Augusto Lima y Rafa Freire.

El último en aparecer ha sido el base. La lesión de Saúl Blanco exigía la presencia de un jugador seleccionable para el choque ante el Meridiano Alicante. Y Freire, nacionalizado español en junio, cumplía con las condiciones desde que el pasado 13 de noviembre recibió el tránsfer necesario de la Federación Brasileña. Un gran impacto en el comportamiento defensivo del equipo y 5 puntos, 3 rebotes y 2 asistencias fue su carta de presentación en la élite tras quitarse el gusanillo con cuatro encuentros con el Clínicas Rincón. "Al principio me dijeron que iba a salir, que tenía que estar preparado, pero no ha sido fácil. Estoy muy contento por salir y hacerlo bien. Aíto me pidió que tuviera buenas posiciones defensivas y que fuese agresivo y es lo que he intentado hacer", confesaba el joven de 17 años tras debutar en la ACB. Freire dispondrá de más oportunidades. Blanco estará unas cuatro semanas de baja y será él quien ocupe la cuarta ficha de seleccionable.

Pero el primero en aprovechar la oportunidad que brindaban las lesiones fue su amigo Augusto Lima. Debutó en Manresa en la segunda jornada de Liga y ya ha participado en ocho encuentros (cinco de ACB y tres de Euroliga) con unos promedios sorprendentes: 5,8 puntos y 3,5 rebotes en 15 minutos de juego. El pívot de 18 años ya es carne de cañón para la NBA y es habitual ver en los palcos a varios ojeadores norteamericanos tomando notas del jugador cajista.

Freire y Lima son, a día de hoy, los dos canteranos que más cerca tienen el objetivo de convertirse en los nuevos Cabezas, Berni Rodríguez y Germán Gabriel. En Los Guindos se sueña con verles a corto plazo como jugadores de pleno derecho en el primer equipo. De momento, la única certeza es que se han convertido en la mayor alegría en una temporada decepcionante.