La obtención de pasaportes para evitar la condición de no europeo toma tintes cada vez más kafkianos. Hay quien aboga por la libre circulación pura y dura para evitar estas situaciones. Otros se aferran a la legalidad para la protección del jugador nacional.

Uno de los jugadores que está en el radar del Unicaja para completar la plantilla si sale Uros Tripkovic (el Panathinaikos se postula como una opción con cierto fundamento) es Steve Novak, como ya publicó este periódico. Se trata de un ala-pívot de 2.08 metros y 27 años, fornido y con una sobresaliente capacidad de tiro exterior. Existiría un problema para incorporarlo y es que Gerald Fitch y Tremmell Darden ya ocupan las dos plazas permitidas de no europeos.

Pues bien, se vislumbra una solución para que Novak, por el que estuvo interesado muy vivamente el Cajasol así como algún equipo ruso, tenga un pasaporte acorde para evitar esa limitación. No es de un país europeo del Este, como se han conseguido a mansalva en los últimos tiempos. Los agentes de Novak tramitan un pasaporte de Madagascar.

¿Qué pinta en esto un país africano? Pues hay que buscar la explicación en el Tratado de Cotonou, un acuerdo de intercambio comercial y de asistencia firmado en el 2000 entre la Unión Europea (UE) y los 78 estados de África, del Caribe y del Pacífico (ACP) en Cotonou, la capital de Benín. Entre esos 78 países está Madagascar, isla africana, la cuarta en extensión del mundo.

Todos los ciudadanos de estos países entran en el marco de contratación de la ACB como jugadores europeos. O sea, que hay una vía para nacionalizar jugadores norteamericanos sin demasiada dificultad.

Novak no es el único "plan B" que maneja el Unicaja en el caso de que dé salida a Tripkovic. Se ha frenado la contratación de Pablo Almazán, que no descartado. Pero el problema que había con Novak y su pasaporte puede desaparecer en breve.