El Madrid aprende a caer y duda

Laso mandó a sus hombres a la playa para jugar al fútbol y no se entrenó en pista para destensionar

Pablo Laso se lamenta tras perder la final de la Euroliga.
Pablo Laso se lamenta tras perder la final de la Euroliga.
J. M. Olías Málaga

12 de junio 2014 - 05:02

Al Madrid se le está haciendo larga la temporada, es una evidencia que los propios protagonistas admiten. Desde una temprana gira por China a principios de temporada, con varios jugadores procedentes del Eurobásket, algunos de ellos alcanzan cifras de partidos NBA. Y perder la Euroliga ha sido un golpe para el que no estaba preparado un conjunto que se había olvidado de lo que significaba perder.

El Madrid ha aprendido a caer. Es una expresión boxística para referirse a ese púgil que ha perdido el aura de invencibilidad que le acompañaba. Es recíproco, lo sabe él mismo y el rival. Y es más vulnerable. Con los números en la mano, el Madrid ha perdido siete partidos en los dos últimos meses cuando desde octubre a abril sólo cayó en dos.

Quizá sea un problema físico y mental. Pablo Laso, siempre vehemente pero algo más acelerado de lo normal en esta eliminatoria, suspendió el entrenamiento que había previsto al mediodía. El único trabajo físico fue una pachanga de fútbol en la playa con posterior visita al chiringuito. Entiende el técnico vitoriano que su equipo está exhausto mentalmente y necesita más reposo que actividad. Y estrechar esos lazos que se han resquebrajado.

El lenguaje corporal, y el verbal, que transmite el equipo blanco es el de hartazgo, como si le sobrara temporada. Quizá verse en la final contra el Barcelona reactivaría el hambre competitiva que ahora no está en sus máximos. Seguramente no se esperaba la feroz resistencia que está oponiendo un Unicaja en el mejor momento en años. Una vez que se desconecta es difícil elegir el mejor momento para volver.

Tanto en Madrid como en el partido del martes los miembros del Unicaja, más allá del pique con Rudy, asistieron a momentos un tanto surrealistas. Desde los gritos de Llull a Laso de "quita al puto griego", en referencia a un Bourousis devorado por Fran y audibles desde las gradas más cercanas a la pista, a más discusiones de las habituales en un bloque que parecía vivir en una atmósfera idílica en la que sólo cabía la victoria. Tiene dos balas para ganar y acceder a la final.

Esa visita a la playa ya se repitió en la Copa y en la doble visita en Liga y Euroliga de la temporada pasada. Entonces le salió bien, ganó el título y los dos partidos ante el Unicaja. Laso busca que su equipo se reencuentre fuera de la pista para volver a ganar en ella.

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