De Makanaky a Fabrice

El pasado domingo se produjo el relevo generacional entre los dos cameruneses

Fabrice juguetea con el esférico durante el calentamiento previo al Málaga-Panathinaikos.
Fabrice juguetea con el esférico durante el calentamiento previo al Málaga-Panathinaikos.
José L. Malo / Málaga

17 de octubre 2012 - 05:02

Uno recién cumplió 16 años, otro se encamina hacia el medio siglo. El que anda rompiendo precozmente su currículo y el que apenas queda como leyenda. Fabrice Olinga Essono y Cyrille Thomas Makanaky, dos cameruneses históricos en las dos grandes denominaciones del Málaga. Se apagó la estrella del centrocampista cuando ni siquiera le dio tiempo a empezar a brillar; el delantero empezó a brillar cuando casi ni se sabía de sus andanzas. Son las antagónicas historias de dos hijos de Douala, ciudad que también parió a históricos como Roger Milla o Samuel Eto'o.

Kameni aparte, el pasado domingo se firmó de manera simbólica un relevo generacional entre ellos. Llegó el debut del atacante, que, como en la Liga española, lo hizo con el premio añadido del gol. Desde aquel gaseoso mediocampista no había un jugador de campo capaz de tomar su testigo. Futbolistas que poco tienen que ver en fondo y en forma a raíz de cómo se escribieron los dos años del primero y la precoz historia que está iniciando el apadrinado de Eto'o.

Nada tiene que ver el glamour con el que llegaron uno y otro. Makanaky deslumbró en el Mundial de Italia (1990). En la segunda participación de su país en la cita, los leones indomables se colaron en cuartos de final, donde les apeó Inglaterra. Entre las sensaciones de aquel conjunto, Milla, Omam-Biyik o Nkono. Y Makanaky. Fue un boom internacional. El entonces presidente del CD Málaga, José Pardo, se adelantó a los demás tomando un vuelo hasta Francia para convencerle de que debía dejar el Sporting Toulon y vestir de blanquiazul. Pese a militar en Segunda y el interés de otros conjuntos, Makanaky llegó como una estrella a La Rosaleda. Su presentación, al alimón con Onofre y Pacheco, tuvo un calado que algunos periodistas de la época comparan con la de Baptista hace casi dos años.

Antonio Montero Nene fue uno de los técnicos que lo tuvo a sus órdenes en los dos años del camerunés en Málaga, que coincidieron con la convulsión previa a la desaparición. "Empezó muy bien, pero los resultados no fueron buenos desde el principio y eso le lastró. Yo estuve con él los últimos 21 partidos antes de la desaparición. Yo metí a Castillo, uno de tantos jóvenes que puse, y lo tenía al principio un poco relegado. Le decía que era un buen futbolista, pero que no tenía cambio de ritmo, que era un trotón. Jugaba siempre a la misma intensidad. Tenía buena técnica y se ofrecía, el típico de la zona de Guardiola, pero no daba un paso más, como pueda hacer Silva. Yo le exigía más y acabó jugando menos de lo habitual porque era de los que más cobraba y estaba más afectado por los problemas de liquidez de la institución", recuerda el entrenador malagueño.

La brecha generacional entre ambos impide hallar a tipos que hayan jugado con los dos. Sin embargo, ahí queda el caso de José Andrés Jaime, que vistió la blanquiazul con él y ahora, por sus dedicaciones en el fútbol base, puede presumir de haber sido uno de los que vio jugar a Fabrice en el Málaga desde sus primeros días. Para él, la balanza está muy a favor de éste: "Las diferencias son todas. Makanaky no era rápido ni delantero, era centrocampista de corte ofensivo. Defender le gustaba poco. Hurtado decía que era la antagonía de los jugadores negros, que todos son rápidos, fuertes y de brega. Makanaky era diésel, de buena calidad, que pegó un Mundial tremendo y que aquí no hizo nada. Del corte de Maresca por esos movimientos pausados. Aquí no demostró las expectativas. Fabrice es definidor, rápido, delantero y promete mucho, aunque hay que tener paciencia con estos futbolistas".

Si hay algo en lo que Makanaky parece estar a un escalafón superior es en cuestiones de carácter. Por aquello de ser aún un niño, Fabrice está aún muy alejado de los medios. De él se sabe preguntando referencias en su residencia o leyéndole a través de Twitter. "Levantaremos cabeza lo antes posible y volveremos a ser los reyes de la jungla... Jajaja. Muchas gracias a todo mi país. Buenas tardes, Málaga, y gracias por recibirme de nuevo. ¡Un viaje tranquilo gracias a Dios!", escribía ayer, al fin de vuelta tras unos días de gran intensidad emocional en Camerún. Se le nota maduro pero introvertido. Todo lo contrario que el centrocampista, que solo con su atuendo ya sorprendía a todos. "Era muy extravagante con esas camisas y colores", recuerda Jaime, quien lo señala como un "bromista". Según Nene, "dicharachero y buen compañero en el vestuario".

Hay algo en lo que empatan: en su facilidad para aprender pronto el idioma. Desde el entorno de ambos lo señalan como una de las claves para su rápida integración, rendimiento futbolístico aparte. Mientras el balompié obsesiona a Fabrice, quien lo subraya como medio de vida, su gran sueño, el mediocampista solía desconectar bien del trabajo y le gustaba frecuentar diversos pueblos y zonas de Málaga. Fabrice aún duerme en su residencia, en la que cada noche sueña llegar mucho más alto que Makanaky. A ser posible, como Eto'o.

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