El Málaga es de porcelana (2-0)

Liga BBVA

En cuatro minutos tras la reanudación el equipo se hizo añicos por dos despistes similares, un error que preocupantemente se repite · El conjunto de la primera mitad se mostró más sobrio

El Málaga es de porcelana (2-0)
El Málaga es de porcelana (2-0)
José L. Malo / Palma De Mallorca / Enviado Especial

28 de noviembre 2010 - 19:07

FICHA TÉCNICA:

Mallorca: Aouate; Cendrós, Nunes, Ramis, Kevin; Martí, De Guzmán; Pereira, Nsue (Joao Victor, 69'), Chori Castro (Tejera, 75'); y Webó (Cavenaghi, 79').

Málaga: Rubén; Jesús Gámez, Kris, Weligton, Manu; Eliseu, Iván (Fernando, 64'), Recio, Duda (Portillo, 64'); Sebastián Fernández (Quincy, 72') y Rondón.

Goles: 1-0 (50') Webó culmina solo ante Rubén un pase en profundidad de Chori Castro. 2-0 (54'): Webó asiste ahora a Chori Castro y éstre burla a Rubén y bate con la diestra por bajo.

Árbitro: Delgado Ferreiro (vasco). Amonestó a De Guzmán (10'), Ramis (24') y Weligton (41').

Incidencias: Partido correspondiente a la decimotercera jornada de la Liga BBVA disputado en el Iberostar Estadio ante unos 15.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de José Tugores, padre del delegado de campo del Mallorca, Toni Tugores.

Rafa Nadal es el icono de una isla. No es sólo un póster en cada esquina, un anuncio en todas las marquesinas. Los informativos locales no dudan en darle al vecino de oro el protagonismo de la cabecera, los editores de los periódicos no se cansan de regalarle portadas con esos gestos suyos de rabia ganadora. Por Palma se repiten las tertulias sobre su mito. Ayer más aún, era lógico. Bastantes aficionados abandonaron el Iberostar Estadio antes de tiempo para recrearse en otro de esos duelos eternos con Federer. El día que la isla estaba pendiente de él, el Málaga se marchó a la península como uno de tantos rivales que creen estar bien ante Nadal y de repente sucumben a los raquetazos de la bestia. En sólo cuatro minutos la solidez se transformó en añicos de porcelana.

Fue una siesta breve, suficiente para forjar la derrota y recordar lo poco competitivo que es este Málaga, demasiado vulnerable a los reveses. En su carta de presentación, el equipo de Pellegrini hacía echado a codazos del sofá al Mallorca. En la primera parte le había confiscado un punto con merecimiento, trenzándole el partido de incomodidades que temía Laudrup. Pero el fútbol es un bumerán desmemoriado que aparece en cada momento. Quedó claro al poco de la reanudación. Con Eliseu en posición franca ante Aouate, lo único difícil era adivinar por dónde entraría su disparo, acaso cómo lo celebraría. Pero no, el esférico (amarillo, no hay excusas en la miopía) pasó por debajo de los tacos del luso para llegar relampagueando hasta las mallas de Rubén. Medió una asistencia de Chori Castro y un remate en mano a mano de Webó. No sólo se había pasado del 0-1 al 1-0, se pasó del principio al final.

Lo preocupante es que el Málaga fue entonces el mismo de Riazor, aturdido, despistado, vencido cuando aún quedaba casi el segundo tiempo entero. Síntomas preocupantes por más que el mercado invernal pueda traer joyas de diseño. Se percató el Mallorca para cuadrar el 2-0. Chori Castro hizo del que remataba y Webó del que asistía; el cambio de roles se notó en la sutileza del uruguayo para tumbar a Rubén antes de ejecutar. Y luego no hubo levantamiento de brazos.

La grieta en el marcador hizo secundaria la historia de retornos sobre el tapete. El primero, el de Iván, del cajón desastre a escudero de Recio, para limpiarle el camino en el avance de la bola, como en el curling. Su tensión baja en el campo y buen trato de balón aun siendo defensa recordaron que hay mimbres en él, lástima que la burbuja mediática que sacude al futbolista adolescente se le vaya de las manos. Vino a abisagrar la medular, a hacer lo que no pudieron Sandro Silva ni Juanito, éste ayer confirmado en el olvido. Muy esperados eran los de Rubén y Rondón, el camino más corto para cerrar la sangría de goles y aumentar la producción propia.

Necesitará tiempo el venezolano, que mueve un gran desarrollo muscular y ha de recuperar muchas semanas de hieratismo. Pero regaló un autopase de categoría la primera vez que encaró. En ese lance no conectó con Sebastián Fernández, pero el rapidísimo charrúa agradeció su estancia en el campo para aprovechar los huecos abiertos. Interesante binomio.

Para los porteros no hay tiempo de adaptación. Hasta antes del descanso sólo se lo recordó Chori Castro, con uno de esos chuts envenenados que buscan el tornillo y obligan a una estirada en seco. Ahí estuvieron las manoplas de Rubén, esas de las que el malaguismo espera enamorarse. En los goles no hubo nada que reprocharle, él sí lo podría haber hecho a sus centrales. Duda mudó de la mediapunta a su emplazamiento natural por la banda. La tarde mallorquina aguardaba la zurda de Nadal en el O2; el malaguismo la suya. Apenas compareció donde siempre se le espera, en los centros a balón a parado, aunque dista de ser el salvador que necesita este equipo. Aún está de pretemporada. Casi como el Málaga.

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