Málaga se vuelve loca con el Real Madrid

Sólo las grandes pasiones son capaces de producir sentimientos contrarios en cuestión de segundos y el fútbol parece ser una de esas pasiones. Minutos antes de la llegada del Real Madrid al céntrico hotel donde se hospedan en Málaga, los centenares de aficionados que se agolpaban a las puertas, sonreían, lanzaban gritos de ánimo (se volvió a escuchar el ¡Raúl Selección!) y esperaban esperanzados la llegada de sus ídolos, que no se hicieron esperar. Con una puntualidad casi inglesa, el autobús que trasladaba al equipo desde el aeropuerto llegaba al hotel y el gentío rozaba la locura a fuerza de gritos. Los jugadores empezaron a salir, rápidamente, sin detenerse, Raúl, el capitán, el primero. De repente, una aficionada saltaba la valla de seguridad para avalanzarse contra Casillas, que fue protegido por la Policía. Sólo Sergio Ramos y el central Pepe se pararon para regalar algún autógrafo. En menos de dos minutos, toda la plantilla y el cuerpo técnico se encontraban a salvo, dentro del hotel. Mientras en la calle, lo que antes eran sonrisas se transformaron en lágrimas, porque a pesar de ver a sus ídolos de cerca, éstos no habían obsequiado a la multitud con el codiciado autógrafo. Parece que el fanatismo es lo más cercano a la ciclotimia.