'Maquinón' Del Moral: método, exigencia y confianza a cambio de podios
Kárate
El seleccionador que dirige a Damián Quintero y Sandra Sánchez, visto por sus pupilos, subcampeón y campeona olímpics
"Tiene un don, la capacidad para saber lo que necesita cada uno para mejorar". "Es un maquinón, un crack como persona y entrenador". Así describen los karatecas olímpicos Sandra Sánchez y Damián Quintero a Jesús del Moral, seleccionador español de katas y entrenador de ambos, a los que en dos días ha visto ganar dos medallas en los Juegos de Tokio.
Una y otro reconocen que sin la exigencia de Jesús, sin su planificación milimétrica de entrenamientos, competiciones, viajes y (poco) descanso, sus carreras no habrían hollado la cumbre en la que han plantado la bandera olímpica.
El técnico nacido en Utrera comenzó a practicar el kárate a los seis años. "Como competidor nunca llegué a nada", afirma. Pero estudió y viajó para formarse como entrenador. Su primera gran responsabilidad fue ser seleccionador de Castilla-La Mancha.
Sandra Sánchez acudió a buscarle para que fuera su entrenador y él no quiso: "Yo llevaba mucho tiempo dando clases de kárate y los competidores, al final, te dejan un mal sabor de boca. Pones mucho interés y cuando acaban su faceta de competición parece que se olvidan de todo lo que has hecho por ellos. No quería que me volviera a pasar".
Pensó que la insistencia de Sandra sería "algo pasajero". Jesús se dedicó a ponerle trabas "para ver si de verdad quería esforzarse y trabajar". Ella superó todas "por cabezonería". Actualmente la karateca talaverana es campeona olímpica y esta casada desde hace cinco años con Jesús.
Del Moral se incorporó al cargo de seleccionador nacional en 2016 y aquello, asegura Damián Quintero, "lo cambió todo". "Fue un revolucionario, no solo profesionalmente", dice el subcampeón olímpico, que define al entrenador como "muy metódico y bastante estricto".
Del Moral entiende el entrenamiento de kárate como una formación global que incluye el aspecto técnico y emocional. '¡Métete dentro del kata y hazles sentir'!", suele aconsejar a sus pupilos antes de competir.
Es particularmente exigente con la preparación atlética y son famosas en el CAR las duras sesiones de gimnasio a las que somete a sus alumnos. No son en vano: en la final olímpica del jueves Sandra Sánchez empató con la japonesa Kiyou Simizu en nota técnica y ganó el oro gracias a sus mejores prestaciones físicas.
"Hace una planificación espectacularmente dura y buena", apunta ella, que admite que no es objetiva al hablar de Jesús. "Pero antes de entrenar con él ya sabía que tenía una capacidad que no veía en el resto de entrenadores. Tiene un don, la capacidad de ver, de saber lo que necesita cada uno para mejorar. Me alegro", dijo, "de que esto haya servido para darle el lugar que se merece".
A ese planificador obsesivo no le importó cambiar el cómodo hogar familiar por una austera habitación en la residencia Blume del Centro de Alto Rendimiento de Madrid, compartida con Sandra durante los meses de preparación olímpica. De esa manera se olvidaron de las tareas domésticas, de hacer la compra y de poner la lavadora, para centrarse solo en los entrenamientos.
La pandemia alteró la manera de actuar del técnico, que asistió impotente a cancelaciones y cambios continuos de calendario. "Yo antes planificaba las cosas a un año vista y ahora tengo que cambiar los planes cada dos semanas", lamentó, aunque sin quejarse. "Somos más fuertes de lo que pensamos", dijo respecto a las lecciones aprendidas durante los últimos meses.
Jesús del Moral se considera "afortunado por trabajar con dos fueras de serie" como Sánchez y Quintero. En las jornadas previas a los Juegos intentó transmitirles ante todo confianza en el trabajo hecho y lo logró con un argumento imbatible: "Les dije que iban a un examen del que ya se sabían las preguntas".
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