Málaga es una de las ciudades insurgentes en el viejo continente y eso conlleva que sus competiciones también adquieran más relevancia de lo que tenían anteriormente, como es el caso de la Maratón de Málaga, que va creciendo bastante año tras año y, en la edición relativa a este curso, el número de inscritos supera la decena de millares, siendo así el récord de esta prueba. 

Esta prueba es cada vez más reconocida dentro de los corredores de todo el mundo, pero, especialmente, para los europeos, puesto que se coloca ya como una de las más importantes a nivel nacional, junto con otras con más tradición como Valencia, Sevilla, Barcelona o Madrid. Los datos avalan esto con un 60,5% de inscritos extranjeros con representación de hasta 33 países y una participación femenina de un 26%, cuando la media de nuestro país está en el 17%. Muestra de qué crecimiento e integración van de la mano.

El buen tiempo propio de la provincia de Málaga provocó que los corredores pudiesen correr sin muchas complicaciones adicionales, dado que el viento tampoco se levantó y ayudó a que el desafío fuese entre participantes y no contra el clima propio de la ciudad, cumpliendo así el lema de la carrera 'Run and Sun'. Sol hubo, pero fue suavizado algo por una temperatura fresca propicia para el ejercicio físico. 

Esto se pudo comprobar con la llegada de los corredores de la media maratón, que, pese a mostrar el gran nivel de los participantes de esta edición, se batió el tiempo récord solo en la categoría masculina en esta distancia, pero con buenos tiempos, como puede ser el caso de Francisco Javier de León, que tuvo una marca de 1:05:43, y del segundo puesto Pablo Salcedo, que le corresponde al primer malagueño en cruzar la meta y lo hace con 1:06:10. En la categoría femenina, destacó Hattie Freeman con un 1:13:46 bastante alejado de los datos de otros años. 

En cuanto a la prueba principal, Peter Kwalia fue el gran dominador de la primera mitad de la carrera, con un gran ritmo que podía dar a ver que iba a hacer historia en esta prueba, pero no todo fue cómo esperaba y se cayó de los puestos de cabeza entre los 20 y 30 kilómetros de competición. Poco a poco, se fue disipando el grupo de atletas africanos, que fue liderando la prueba durante gran parte de ella, aunque la mayoría de ellos acabaron en posiciones bastante dignas. 

Los metros fueron pesando a quienes apretaron en los primeros compases de una prueba exigente de una resistencia digna de admiración y esto provocó que algunos de sus perseguidores pudiesen aspirar a los primeros puestos a partir del kilómetro 30. Pese a todo, Charles Mneria fue el primero en cruzar la meta en 2:08:54 y se llevó todos los flashes al coronarse como campeón de la prueba. Además de él, completaron el podio el marroquí Abdelilah El Maimouni, como segundo con 2:09:48, y Musa Kipsoyan Mitei, como tercero con 2:11:31. No se pudo batir la marca de la prueba que estaba en 2:07:39. El primer español fue Ricardo Rosado, que llegó en la sexta posición tras ayudar a Evans Kimtai Kiprono, que sufrió un colapso y posterior pérdida de conocimiento al cruzar la línea, a llegar quinto, tal y como iba a suceder antes de su problema de salud. Esto demostró su deportividad, puesto que era el corte de los que perciben premio económico, pero la organización decidió que ambos recibiesen el mismo montante por tan bonito gesto.

En cuanto a la categoría femenina, tampoco se pudo batir el tiempo récord en esta ocasión. Pamela Jepkosgei Rotich fue la primera con 2:33:52 y llegó con una distancia ínfima, la segunda clasificada Lilia Fisikovici en 2:34:12 y la medalla de bronce fue para Hanna Lindholm en 2:34:50. La primera atleta nacional en llegar fue Mercedes Pila, que ocupó la novena posición con un tiempo de 2:50:43.