Entrevista a Jack Harper, futbolista del Atlético Malagueño

"Míchel estaba en la misma oficina cuando firmé por el Real Madrid"

  • El hispano-escocés, recién renovado por el Málaga, resume su carrera y piensa en un futuro blanquiazul

  • Van Persie, su referente

  • "Bale me preguntaba qué hacer en Madrid", confiesa

Jack Harper, en el campo de la Federación Malagueña

Jack Harper, en el campo de la Federación Malagueña / Javier Albiñana (Málaga)

Destaca sobremanera la madurez de Jack Harper (Málaga, 1996), cuyo rostro británico difiere de un acento malagueño forjado en su Fuengirola natal, su casa, la que tuvo que dejar siendo un niño para hacerse hombre en la cantera del Madrid, donde llegó cuando Míchel era el director de cantera del club blanco. Zurdo, con gol y un fenomenal último pase, Harper es una de las estrellas del Atlético Malagueño. Apenas necesitó un partido para demostrar que estamos ante un jugador diferente. Por eso renovó un año más con el Málaga, por eso en Escocia alucinan con él y lo señalan como alguien que puede capitanear un cambio generacional.

"He vivido mucho para la edad que tengo, por eso hoy por hoy soy el hombre que soy", cuenta Harper, que ya en categoría alevín terminó una temporada con 89 goles en su haber. Los anotó en el Fuengirola, club desde el que dio el salto al Madrid después de mostrar todo su repertorio en el 2008 en Brunete.

En ese mismo año, el hispano-escocés entrenaba "un día por semana con el Sevilla", que era uno de los equipos que ya le seguía la pista. Junto a otro malagueño, Pozo (ahora jugador del Almería), viajó con el conjunto almeriense a disputar un Torneo de Brunete. "Me enfrenté al Real Madrid y los eliminamos, hicimos un gran papel", rememora.

He vivido mucho para la edad que tengo, por eso hoy por hoy soy el hombre que soy

Aquel torneo obró que "me llamara el Real Madrid", aunque no fue el único interesado. "Tuvo mucha repercusión, lo vio Míchel y mucha más gente, fue un tirón a nivel nacional", señala Javier Toledano, su primer entrenador, quien acompaña a Harper para esta entrevista. Aquel septiembre de 2008 marcó un antes y un después en la carrera del malaguista, aunque los inicios en el Madrid no fueron nada fáciles.

"Al principio vas sin pensar en nada. Sólo pensaba en jugar, parecía lo mejor que me podía pasar. Una vez allí te das cuenta de que hay más cosas, yo veía a mis padres sólo una vez al mes", destaca un Harper que ya por aquel entonces entendió que "cada uno tiene su ego, te das cuenta de la rivalidad que hay entre los que eran los mejores jugadores de todos los pueblos de España".

Una etapa que valora porque "vas conociendo el tipo de persona que realmente eres" y que "me hizo madurar muchísimo". De hecho, Harper ya vivía solo en un piso con 17 años. "En el Madrid estábamos en un colegio privado de 9 a 17 y después entrenábamos, así cada día", cuenta Harper, quien dentro de poco podría encontrarse con Míchel en el primer equipo del Málaga: "Míchel estaba en la misma oficina cuando firmé por el Madrid, pero él se fue seis meses después".

Poco a poco comenzó a destacar, fue escalando equipos y desde Escocia ya lo catalogaban como un luxury player (jugador de lujo) y lo comparaban con Van Persie: "Me gusta porque es mi referente, siempre me fijé en él". Pasó por las manos de Santiago Sánchez, que "me ayudó un montón porque sabía lo que sentía un niño que se iba tan joven de casa". Aunque, futbolísticamente, Harper se queda con Morientes. "Aprendí mucho de él en el Juvenil B. Muchos entrenadores no te demuestran lo que quieren de ti, pero él cogía el balón y muchas veces te dejaba con la boca abierta", comenta el blanquiazul.

Es en aquella época, en categoría sub 16, cuando Harper es llamado a filas por primera vez con la selección escocesa: "Iba a jugar un torneo prestigioso, que juegan las selecciones de Reino Unido, pero tengo una lesión en la tibia y no puedo ir". Eso le hizo volver ya "con la sub 17" y desde ahí "juego preeuropeos, europeos y hasta ahora".

Harper tenía "clarísimo" que su sitio estaba en el combinado escocés. "Era una cuestión de familia y de honor al país, con el que me siento identificado", asegura. Sin embargo, desde la Federación Española abordaron la posibilidad de que vistiera la Roja: "Todo lo que me rodeaba y rodea lo lleva mi hermano [Ryan Harper, que llegó a jugar en Segunda División]. Sé que se habló de ello, que hubo una opción cuando yo era cadete de segundo año, creo que Albert Celades era el seleccionador".

Una vez iniciada su carrera internacional, Harper se topa con su último año en el Madrid. Fue tras disputar la Youth League, a las órdenes de Ramis: "Un entrenador muy completo, lo entendía todo". Harper destaca ese año jugando detrás de Borja Mayoral, ahora delantero del Wolfsburgo. El hispano-escocés anotaba 18 tantos y debía dar el salto al Madrid C, pero la sección desaparece. "Unos optaron por irse cedidos y otros, como yo, dijimos que queríamos marcharnos. Fue difícil, claro", confiesa.

En esa última campaña, Harper coincide con otro británico, Gareth Bale. Ambos comparten agencia de representación y Harper tuvo su importancia para la adaptación del galés. "Se hizo amigo mío porque era el único británico. Hablábamos en el gimnasio o en las piscinas y me preguntaba dónde podía ir a cenar o por centros comerciales. Una pena que sólo estuviera un año, teníamos buen feeling", señala.

Pero las puertas del Madrid se abrieron y, a pesar de que el Brighton iba a ser su destino final, hubo un fichaje frustrado por el Stoke City: "Me llevaban siguiendo todo el año, pero al hacer las pruebas médicas me rechazaron por la rodilla. Arrastraba un edema óseo y me dijeron que iba a estar un año parado. Ya había rescindido con el Madrid y decidí ir al Brighton. Allí me dieron cariño y me dijeron que me recuperaría pronto. Así fue, en cuatro meses estaba listo".

Aquella era "una opción genial", pero el problema estuvo en que "lo mismo que me dijeron a mí lo hicieron con muchos más jóvenes jugadores y no había sitio". Aún tuvo tiempo para anotar un gol bárbaro, cargado de regates y tranquilidad, en un amistoso con el primer equipo. "No estuvo mal, ¿eh?", recuerda entre risas el joven futbolista.

El Málaga, que ya seguía a Harper "el año anterior", decide ir descaradamente por el hispano-escocés. "Arnau contacta con mi hermano y le dice que quieren hacer un buen filial para subir a Segunda B y, aunque yo tenía la intención de triunfar en el Brighton, la opción del Málaga siempre estaba en mi mente", asegura Harper, que añade: "Si volvía a España sólo lo iba a hacer al Málaga, que es mi casa".

Harper, al que se le ilumina la cara cuando habla del día a día con el equipo de Manel Ruano, reconoce que "lo único que quiero es estar aquí muchos años" porque "el Málaga es un club que da oportunidades a los jóvenes y ahora es un momento adecuado". Aquí, después de muchos años, Harper encontró motivos para seguir creciendo. "Yo no he podido disfrutar de mi familia muchos años y ahora todo es genial. Voy feliz a cada entrenamiento, a cada partido. Estoy más motivado que nunca en mi carrera", espeta.

Si el míster me llama, estaré al cien por cien, de eso no hay duda. Pero no me obsesiona

No cabe duda que cayó de pie en la disciplina malaguista, motivado por estar "en un equipo de muy buenos chavales y un gran entrenador, que quiere hacer buen fútbol". Suma 11 goles en 15 apariciones, pero es que romper redes "es algo que no se me había olvidado". En el filial blanquiazul coincide con un Ontiveros "contra el que jugué varias veces siendo pequeños". También contra Iván, que "ahora es mi capitán" o un Javi Mérida "con el que hablé antes de venir y me dijo que no me lo pensara, que aquí estaría bien".

Jugar en un Tercera no quebró sus intenciones porque "hablamos de uno de los mejores filiales de España y que saca muchos jugadores". En mente, por supuesto, ascender a Segunda B: "Lo vamos a conseguir, estoy absolutamente convencido". Siempre con la idea de "ayudar al filial" porque "es la única manera de que lleguen los frutos y pueda algún día estar en el primer equipo".

Porque para Harper "no es una obsesión" estar a las órdenes de Míchel, aunque asume que el técnico madrileño "apuesta por la gente joven y es algo que se está viendo desde que llegó". Por si acaso, el hispano-escocés le deja un recado al técnico: "Si el míster me llama estaré al cien por cien, de eso no hay duda".

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