Maccabi Tel Aviv y Panathinaikos se jugarán el título de la Euroliga (16:30) en el Palau Sant Jordi de Barcelona, con el aliciente adicional de que el vencedor deshará a su favor el empate que ambos equipos mantienen en el historial de la competición con cinco entorchados.
En baloncesto se dice que para llegar a una final hay que saber jugar un gran baloncesto y que para ganarla, además, hay que saber jugar este tipo de partidos. Zeljko Obradovic, entrenador del Panathinaikos, es según esto el que puede desnivelar la balanza para su equipo ya que es el técnico más laureado del baloncesto europeo con siete títulos en la máxima competición continental (1992 Partizán; 1994 Joventut; 1995 Real Madrid; 2000, 2002, 2007, 2009 Panathinaikos).
David Blatt, entrenador del Maccabi, llega por primera vez a la gran final como primer entrenador, aunque ya estuvo en el cuerpo técnico del Maccabi en otras ediciones.
Blatt reconoció que llegar hasta aquí fue toda una sorpresa incluso para él. "A principios de temporada nuestro objetivo máximo era clasificarnos para el Top 16. Después lo cambiamos por llegar a cuartos y ahora estamos en la final. El equipo, completamente renovado, ha crecido muy deprisa y ahora no renunciamos a nada", dijo.
Respecto a la experiencia de los técnicos, Blatt fue claro. "No nos enfrentamos Obradovic y yo. Nosotros no jugamos ni metemos canastas. Él es el mejor entrenador de Europa, eso dicen sus títulos, pero la final será un enfrentamiento entre equipos y jugadores", indicó.
Mientras, Real Madrid y Montepaschi Siena buscarán el consuelo de la tercera plaza, (13:30) en el partido más cruel, después de haber perdido la oportunidad de luchar por el título de la Euroliga. El tercer y cuarto puesto, el eufemismo de la final de consolación, es el premio o castigo de perder en las semifinales de la Final a cuatro. Premio porque sólo cuatro equipos, los mejores de Europa, han conseguido llegar hasta aquí y castigo porque se ha rozado la final.
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