El Celta dejó escapar vivo de Balaídos al Granada, en un partido que los celestes, notablemente superiores, no supieron rematar, por lo que acabaron pagando su único error defensivo con un gol que le dio un punto a un rival directo.

Luis Enrique consiguió engrasar la máquina. Ni tan siquiera la baja de su cerebro, Borja Oubiña, pesó al Celta. El Granada no presionó ni hizo alarde de la agresividad que demostró ante el Real Madrid la pasada jornada.

Sin el sancionado Oubiña, el técnico celeste apostó por Fontás y mandó al banquillo a Cabral y Krohn-Dehli, indiscutibles hasta ahora, para hacer debutar a Aurtenetxe, David Costas y Rafinha. El brasileño no defraudó en su estreno, ya que aportó creatividad en el centro del campo y completó su gran partido con el tanto que abrió el marcador en el minuto 29.

El Granada estaba desbordado y Alcaraz no encontraba solución. Las oportunidades se multiplicaban para el Celta. Sólo el desacierto de Charles mantenía con vida a los visitantes. Parecía imposible que el Granada empatara, pero sucedió. Un gran centro del colombiano Bryan Angulo lo aprovechó Piti para sacar a relucir la debilidad de Toni como lateral. Se encerraron entonces los visitantes y el marcador no se movió.