No hace muchos años que Miki Servera (Palma de Mallorca, 14/7/92) se acostaba cada 5 de enero esperando el alba del día siguiente para hacer acopio de regalos, como el común de los niños. Con 17 años y medio, en 2010 los presentes también le han llegado apilados, pero sobre una cancha de baloncesto y en escenarios diferentes. Una experiencia vertiginosa la que ha vivido a caballo entre el 3 y el 4 de enero el joven mallorquín reclutado este verano para la cantera del Unicaja, con el que se vinculó hasta 2014 (las dos últimas temporadas, opcionales del club en función de su evolución).

A Servera el baloncesto le llega por vía genética. Su padre, Toni, fue un jugador que murió de manera trágica, tras una mala caída, en una cancha mallorquina durante un partidillo veraniego. Su padre adoptivo, Willy Villar, ex jugador, es ahora director deportivo del CAI Zaragoza tras serlo la pasada campaña del Basquet Mallorca, el equipo en el que debutó en LEB Oro con 16 años Servera. Justamente en Torre de Benagalbón.

Las 48 horas mágicas de Servera comenzaron el domingo por la mañana. Las ausencias de Saúl Blanco y Berni Rodríguez más los problemas físicos de Taquan Dean en un hombro llevaron a Aíto a convocarle con el primer equipo para cubrir contingencias. Ya había viajado en alguna ocasión y se había vestido en partidos de casa, pero nunca le llegó la oportunidad. Sí ante el CB Granada, con el partido resuelto ya. Un minuto y siete segundos disfrutó en pista, lo que le hicieron ser el jugador más joven en ponerse la camiseta verde en partido oficial desde la fusión del 92, justo su año de nacimiento.

Un momento especial para todo jugador que apenas pudo saborear Servera, que tuvo tiempo de comer y marcharse junto a Augusto Lima para Torre de Benagalbón, donde el Clínicas Rincón jugaba un trascendente partido de LEB Oro. El exterior mallorquín (se desenvuelve como base, escolta y alero aunque parece que su posición natural es la de dos) contribuyó decisivamente al triunfo de los pupilos de Paco Aurioles sobre el Cornellá con 14 puntos y dos rebotes.

No quedó ahí el asunto. Ayer por la mañana tomó un avión rumbo a Barcelona. De allí a Hospitalet, donde hasta mañana se juega uno de los torneos junior más prestigiosos del mundo. Porque Servera aún milita en esa categoría. Ya jugó en Metz el pasado verano el Europeo de esa edad, siendo de primer año, y hará lo propio el próximo en Vilnius. Estuvo, de hecho, en la concentración de la selección que dirige Juan Antonio Orenga los últimos días de 2009 en Barakaldo.

A las 16:00 horas, Servera estaba para el salto inicial del Unicaja-Lietuvos Rytas en la ciudad catalana. El equipo junior del club cajista, sin su técnico, Manolo Trujillo, por la inminente llegada de su segundo hijo, se deshizo en la prórroga del mejor equipo del continente (60-58), el Lietuvos Rytas de Jonas Valanciunas, acaso uno de los proyectos de pívot más impactantes de Europa. Se encargó de recordarlo ayer (18 puntos y 24 rebotes para 40 de valoración), pero también se debió inclinar al hechizo de Servera. El mallorquín, en 35 minutos de juego, lideró el triunfo de su equipo con 22 puntos (3/8 en tiros de dos, 4/8 en triples y 4/5 en libres) y cuatro rebotes. Pero su impacto en el choque fue mayor aún al que dictan los números. Anotó poco antes de la bocina el triple que mandó el duelo a la prórroga (53-53). Una vez ahí, con igualada a 55, Servera anotó un dos más uno y, más tarde, otro tiro libre que sentenció la suerte del encuentro a favor del equipo malagueño, subcampeón de la pasada edición, en cuya final cayó precisamente ante los lituanos. El Unicaja se mide hoy al Gran Canaria (12:00 horas) y, si vence, accederá a las semifinales.