Ciclismo

Richard Carapaz conquista Sierra Bermeja

  • El ecuatoriano, ganador del Giro y campeón olímpico, vence en la meta malagueña

  • Los favoritos se midieron y no hubo apenas diferencias, aunque Evenepoel sufrió una caída

  • Las fotos al paso por Málaga

Richard Carapaz alza los brazos en la meta de Los Reales.

Richard Carapaz alza los brazos en la meta de Los Reales. / Efe

Richard Carapaz (Tulcán, Ecuador, 1993) reinó en Sierra Bermeja, en la ascensión a Los Reales que volvía a mostrar las bondades de Sierra Bermeja en la duodécima etapa de la Vuelta a España. Un ganador de tronío, triunfador en un Giro de Italia y campeón olímpico, un killer que no llegó en su mejor forma para pelear por la general pero que tiene una calidad alta y el instinto de los buenos. Sobrevivió como el más fuerte en una fuga de 32 corredores que se formó al inicio de la etapa, aún en la provincia de Granada. En la pelea por la general

No hay deporte que venda mejor que las bondades de una tierra que el ciclismo. El paseo desde Salobreña, en la Costa Tropical granadina, hasta Peñas Blancas, en Sierra Bermeja, sirvió para mostrar al mundo a través de la televisión el litoral malagueño desde la entrada en Nerja. Casi cuatro horas de publicidad de la provincia, no sólo de la costa. También del interior. La incursión dejó bellas estampas, por ejemplo, en Monda o en el embalse de la Concepción en Istán. También, es cierto, de algunos dislates urbanísticos cerca del mar. Era una etapa con una carga simbólica importante. El fuego ha azotado en los dos últimos veranos con bastante fuerza a uno de los pulmones de la provincia, dejando secuelas que tardarán décadas o siglos en regenerar. La naturaleza, de momento, va resistiendo. Peñas Blancas debutó en La Vuelta 13 convirtiéndose en el primer final en alto de la provincia de Málaga, en una etapa que ganó el checo Leopold König por delante de Dani Moreno y Nicolas Roche. Alejandro Valverde consiguió la victoria de etapa y la general de la carrera en la Vuelta a Andalucía 2016 también. Pero esta cima se consideraba inédita porque se llegaba más arriba que nunca, tras 19 kilómetros de subida, hasta 1.270 metros y con un porcentaje medio del 6.7%.

La etapa de una Vuelta que está resultando movida y con espectáculo pronto dividió su interés en dos, el triunfo de la etapa y el movimiento de los principales corredores que pelean por la clasificación general. Se formó una fuga muy numerosa, con 32 corredores, casi un quinto del pelotón que queda. En ella, cuatro nombres que no estaban para la general pero que parecían los favoritos para alzar los brazos. Richard Carapaz, un ganador de Giro que no ha llegado fino y que cambiará de equipo en 2023 pero que tiene olfato para ganar; el holandés Wilco Kelderman, del Bora, podio en el Giro y quinto en el Tour, el que más cerca estaba en la clasificación general; Marc Soler, el catalán del UAE, vencedor de una gran etapa en Bilbao en la primera semana; y Jay Vine, el australiano del Alpecin que, en estos tiempos extraños, llegó al ciclismo profesional a través del rodillo y el simulador Zwift, que durante los confinamientos de la pandemia vivió un boom y que había ganado dos etapas en la cornisa cantábrica.

En principio, el Quick, equipo del líder Remco Evenepoel, mantuvo a la fuga a una distancia controlable, pero acabó soltando la cuerda. Todo parecía en orden atrás, mientras había alguna escaramuza por delante en el garbeo por el interior, pero el joven prodigio belga negoció mal una curva bajando con destino a Marbella y se pegó un golpe importante. Acabó con la parte derecha de su cuerpo bastante magullada, en muslo, costado y codo. No parecía referir mucho dolor, pero siempre es una molestia para montar en bicicleta, aún con dos horas de esfuerzo por delante y una subida importante. El que fuera canterano del Anderlecht, histórico equipo belga al que se midió el Málaga en su inolvidable aventura en la Champions, fue futbolista antes que ciclista. Es un corredor atómico, pero tiene algún déficit, como el manejo de la bicicleta. No ha mamado el ciclocross y la bicicleta de montaña.

Pasado Estepona, donde había un buen gentío en las cunetas, en el pelotón aceleró el Jumbo de Roglic con Rohan Dennis para dejar a Evenepoel aislado. Pero el Quick respondía. El hecho de que la etapa estuviera por delante también quitaba algo de aliciente. Por delante, con el Bora haciendo trabajo para que Kelderman subiera, empezaron las hostilidades a cinco kilómetros de meta, por donde estaba la meta antigua. Esperó pacientemente la oportunidad Richard Carapaz mientras había palos de distintos corredores. Vine y Soler cedieron. A dos kilómetros de meta, el ecuatoriano del Ineos atacó de manera demoledora. Y ya le vieron en meta. No falla el instinto. Por detrás, el Movistar agitaba el árbol, aprovechaba corredores que iban en la fuga y descolgaban para aumentar ritmo. Mas pegaba un acelerón y le seguían Evenepoel y un Supermán López más entonado. Tras ellos, Carlos Rodríguez y Roglic, más Ayuso. Rodríguez, el chaval que estudia Ingeniería en la UMA, intentó marcharse pero Remco aguantó. Sin alardes, como midiendo fuerzas. Aguantó a 200 metros y los únicos que cedieron tiempo fueron Supermán López y Carlos Rodríguez. No hubo gran batalla entre los gallos, pero sí una victoria de prestigio, para él y para la carrera, para Richard Carapaz, hace un año oro en Tokio y que alzó los brazos en Los Reales.

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