River: la invasión de Osaka
Muchos lloraban de tristeza y rompían sus carnés de socio hace cuatro años, pero hoy inundan de alegría Osaka, adonde llegaron de a miles con la ilusión de ver a River Plate campeón. Cerca de 10.000 hinchas argentinos llegaron a la ciudad portuaria con el deseo de que River derrote al Sanfrecce Hiroshima para medirse, en una hipotética final, al Barcelona.
Las calles de Osaka se vieron invadidas por camisetas rojiblancas, banderas y cantos de aliento de los extasiados hinchas riverplatenses, quienes en 2011 sufrieron la peor de las pesadillas cuando vieron cómo su equipo descendía. "Es impresionante, increíble lo de la gente. El hincha está ilusionado como nosotros, con ese espíritu tan pasional", dijo el entrenador, Marcelo Gallardo. "Hay que disfrutarlo porque no pasa todos los días", completó el técnico.
Durante todo el día, los habitantes de la tercera ciudad en importancia de Japón se vieron sorprendidos por la irrupción riverplatense, que anhela obtener un trofeo intercontinental que su equipo ya levantó en 1986 cuando derrotó en Japón al Steaua Bucarest.
Hace sólo cuatro años los mismos hinchas que hoy se ilusionan con la posibilidad de acceder a la cima del mundo futbolístico padecieron la mayor decepción, cuando River descendió, tras caer derrotado ante Belgrano de Córdoba, en junio de 2011. El conjunto de Nuñez, que jamás había perdido la categoría, debió purgar un año, una mancha en su rica historia que le granjeó además las burlas del otro gigante de Argentina y eterno rival, Boca Juniors.
La llegada a la dirección técnica de Gallardo en junio de 2014 le devolvió al equipo parte de su gloria de antaño, obteniendo de forma consecutiva la Copa Sudamericana (2014), la Recopa (2015) y la Copa Libertadores (2015).
Los fanáticos de River no han llegado sólo desde Argentina, sino desde los más diversos rincones del planeta. "Vinimos desde Tel Aviv vía Moscú, somos unos 25 hinchas que formamos parte de la filial de River en Israel", contó Julio Viktor, un empleado bancario que vive en el norte de la capital israelí. "En Tel Aviv nos juntamos a ver los partidos y a comer asados. Somos más de 80. Cuando el equipo ganó la Libertadores empezamos a ahorrar y acá estamos. Nos hicimos unos buzos (jerseys) blancos con la leyenda Desde Israel a Japón", agregó. Si River se corona, todo hincha de River habrá completado otro viaje, el viaje interior que va de la tristeza al éxtasis.
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