Rubén llegó del Cartagena como salvador de la portería y ésta no se le para de caer encima. Por mala suerte deportiva o por las lesiones. Ayer volvió a sufrir otro contratiempo, esta vez, por suerte, menos grave. El gallego no pudo completar el entrenamiento. La culpa la tuvo una microrrotura fibrilar en el adductor mediano de la pierna izquierda. Mañana será sometido a pruebas para determinar la convalecencia, pero la meta de estar disponible ante el Granada parece intacta.

El guardameta blanquiazul debutó la temporada pasada con un partido muy pulcro. Progresivamente su luz se fue apagando paralelamente a la de Jesualdo Ferreira. Un esguince de rodilla le tiró de la meta y, al borde del regreso, en vísperas del Sporting-Málaga que reanudaba el calendario tras el parón invernal, le llegó un mazazo: la rotura del colles en su muñeca derecha. Los tres meses de ausencia diagnosticados obligaron al club a fichar en invierno. Primero a Asenjo, después a Willy Caballero para suplir al desafortunado portero palenciano. Ya con el alta bajo el brazo, el argentino se había hecho indiscutible hasta hoy en día.

Es raro que un portero sufra un percance así, pero es que el gallego no está teniendo mucha suerte en el Málaga hasta la fecha. Hoy no viajará a Murcia, si bien lo más probable es que mañana le digan que sólo tendrá que guardar unos días de reposo.

También protagonizó el susto Apoño. Según el parte médico, se retiró por "una sobrecarga en la pierna izquierda". No dio a tiempo a que la noticia fuera más, ya que acto seguido a notarse la zona cargada el centrocampista blanquiazul se retiró del ensayo. Con Weligton, Baptista y Malagueño también fuera por sus respectivas dolencias, y los ocho internacionales de viaje, el entrenamiento se desarrolló con pocos efectivos.