Sasa, el otro Obradovic

El técnico del Alba, rival cajista mañana, aspira a repetir de técnico su gran carrera como jugador

Sasa Obradovic da instrucciones durante un partido.
Sasa Obradovic da instrucciones durante un partido.
J. M. Olías / Málaga

31 de octubre 2012 - 05:02

Zeljko Obradovic, el señor de la Euroliga, disfruta de un año sabático. El tirano de la competición, siete títulos en las dos últimas décadas, se ha tomado un respiro justo cuando se cumplieron 20 años de su primera muesca, cuando aquel inolvidable triple de Djordjevic tumbó el Joventut en Estambul y le otorgó el título a ese imberbe Partizan, a medias de Belgrado y de Fuenlabrada.

No figura el mago de Cacak, pero hay otro Obradovic, Sasa (Belgrado, 1969), que aparece mañana por el Carpena como el entrenador del Alba Berlín. Serbio también, fue jugador del máximo nivel, miembro de aquella grandísima selección yugoslava de la segunda mitad de los 90 que recuperó el orgullo de un país destruido por la guerra. Tricampeón de Europa (95, 97 y 01), campeón del mundo (98) y subcampeón olímpico (96) es el brutal palmarés que atesora con pantalón corto.

Obradovic, fruto de la atractiva escuela del Estrella Roja, fue un jugador fuera del radar de las selecciones inferiores yugoslavas, pero se engachó tras la desmembración a la absoluta, según explica Juanan Hinojo en el imprescindible libro Sueños Robados. El baloncesto yugoslavo, en el que se retrata la historia del kosarska [canasta en serbio] desde sus orígenes hasta la abrumadora cantidad de talento que emanaba de la última Yugoslavia unida. Esa escuela del Estrella Roja destacaba por ser un espectáculo ofensivo. Obradovic jugaba ya con 18 años en el Crvena Zvezda. Y con 25 saltó, tras un breve paréntesis en el Limoges, al Alba Berlín, el equipo que ahora entrena, como jugador. Su huella en el equipo alemán fue profunda. En su primera temporada lideró el título de la Korac al cuadro berlinés, derrotando al Stefanel Milán de Dejan Bodiroga, que sería compañero suyo en esa imponente selección plavi.

Obradovic, 1.97 metros, era un base que le daba refresco a Djordjevic, incluso compartía momentos con él. Capaz de anotar y pasar a partes iguales, alto para los cánones, completó una notable carrera de jugador. También estuvo en Roma, en el Buducnost y tuvo la transición de jugador a entrenador en el RheinEnergie Köln. Allí dirigió, por ejemplo, a Nedzad Sinanovic. A sus 43 años, se postula como un interesante entrenador. Dirigió en Kiev, al Turów Zgorzelec polaco y los dos últimos años al Donetsk ucranio. Y ahora está en Berlín para conseguir lo mismo que como jugador, ganar títulos y relanzar el ambicioso proyecto del Alba, ojito derecho de la Euroliga, que ve en Alemania un importante foco de expansión del negocio. "El Unicaja, junto al Maccabi, es en mi opinión el gran favorito para ganar el grupo", dice Obradovic en la previa del partido: "Compararse con él es competir con otro nivel, porque tienen mejores jugadores en cada posición y poseen una plantilla más profunda que la nuestra".

No obstante, el Alba ya avisó de su potencial ganando en Siena. "Vamos a Málaga con el propósito de mejorar nuestro juego, que tuvo altos y bajos en los últimos partidos. Algunos de nuestros problemas, que fueron muy obvios en los últimos partidos son resultado del estado de nuestro pívot Yassin Idbihi, que aún se recupera de una lesión. Ciertamente, nos gustaría recuperar nuestro ritmo pero, claro, también dependerá de lo que el Unicaja nos permita", remacha.

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