Tapia, obligado a rotar

"La base del equipo está más cansada porque el míster ha tenido un once fijo y no ha rotado mucho, pero a estas alturas de Liga todos los equipos están igual de cansados y estamos parejos con ellos", decía ayer Manolo Gaspar. Albert Luque le secundaba: "La liga se está haciendo larga y el equipo no está como algunos meses atrás porque hemos tenido partidos de mucha intensidad, pero hay que apretar los dientes y estar cerca de nuestro mejor nivel. Hay ganas de hacer el último esfuerzo. Vale la pena". Ambas afirmaciones, con una clara pátina de optimismo, no esconden que el Málaga ha entrado al máximo de sus posibilidades físicas en el tramo decisivo de la temporada. Son muchos meses los que el conjunto blanquiazul lleva trabajando, con el plus añadido e ilusionante de pelear en estos momentos por uno de los puestos que dan acceso a la UEFA. Es una aspiración que Antonio Tapia ha hecho real con una formación que casi se puede recitar de memoria: Goitia, Jesús Gámez, Helder, Weligton, Calleja, Eliseu, Apoño, Lolo, Duda, Baha y Adrián. Estos jugadores han respondido con juego y resultados a la confianza del técnico, por lo que se reparten la mayoría de los minutos disputados, como así refrendan los números.

El contrapunto de esta elección, como así muestran también las estadísticas, es que el Málaga es el que menos rotaciones ha efectuado a lo largo de la campaña en comparación a sus rivales por una de las tres plazas europeas disponibles, como son Valencia, Villarreal, Atlético de Madrid y Deportivo de La Coruña una vez que Barcelona, Real Madrid y Sevilla ya tienen asimilado que disputarán la próxima edición de la Liga de Campeones.

En vísperas de recibir al Racing de Santander, el once tipo malaguista suma un total de 25.300 minutos jugados, lo que arroja una media de 2.300 minutos por futbolista. Cifras superiores a las de la base valencianista (Renan, Miguel, Albiol, Marchena, Moretti, Fernandes, Albelda, Joaquín, Mata, Silva y Villa), que acumula 22.888 minutos, con una media de 2.080; a las del Villarreal (Diego López, Javi Venta, Godín, Gonzalo, Capdevila, Eguren, Senna, Cazorla, Pires, Rossi y Llorente), con 23.964 totales y 2.178 de media; a las del Atlético (Leo Franco, Perea, Heitinga, Ujfalusi, Pernía, Assunçao, Raúl García, Maxi, Simao, Agüero y Forlán), con 24.661 y 2.241; y a las del Dépor (Aranzubia, Manuel Pablo, Lopo, Zé Castro, Filipe, Juan Rodríguez, Sergio, Lafita, Guardado, Verdú y Lassad), con 24.056 y 2.186.

El acopio de minutos sobre el césped ha permitido a los malaguistas gozar de unos automatismos definidos y de un elevado grado de intensidad durante los encuentros jugados hasta la fecha, aunque también conlleva un desgaste, como indicaron ayer Manolo y Luque.

Sin embargo, Tapia se ve obligado a recomponer el puzzle ante la visita del conjunto cántabro, que llega a La Rosaleda de la mano del ex blanquiazul Juan Ramón Muñiz. A las bajas conocidas de Salva, por una rotura fibrilar, y de Apoño, por acumulación de amarillas, se ha unido la de Javi Calleja, que apenas ha entrenado durante la semana por culpa de una tendinitis. Iban Cuadrado, con molestias musculares, es otro que tiene difícil estar a disposición de Tapia, que deberá rehacer todas las líneas del bloque.

Por tanto, Nacho pasaría al lateral zurdo para cubrir la ausencia del madrileño, aunque no es descartable la vuelta de Manolo y el desplazamiento de Jesús Gámez al eje de la defensa junto al brasileño Weligton. En el mediocentro, Pablo Barros y Miguel Ángel se disputan el hueco dejado por Apoño, aunque Pere Martí parte con opciones. En la delantera, Adrián parece destinado a ser el recambio natural de Salva, aunque Luque podría adelantar su posición y propiciar el ingreso de Eliseu como titular, condición que perdió tras el choque ante el Osasuna.