Liga endesa

Defensa igual a victoria (85-64)

  • El Unicaja se hace sólido para frenar a los puntales vizcaínos y consigue una victoria importante que le acerca a Vitoria. Suárez, Fogg y Okouo, protagonistas.

Scott Bamforth se presentaba en el Carpena como el mejor anotador de la Liga Endesa (17.7 puntos por encuentros) y el galardón de mejor jugador de octubre. Se fue para Bilbao con sólo cinco puntos y 1/8 en tiros de campo. Valga un botón significativo que explica el triunfo del Unicaja sobre el Bilbao (85-64). En esta metamorfosis que experimenta el equipo malagueño hacia, se pretende, un techo más alto existen luces y sombras, pero hay una verdad innegociable. O se mejora de manera ostensible la defensa respecto al primer mes y medio de competición o el proyecto es fallido. Ayer se dieron pasos importantes para rebajar esos 81 puntos recibidos por partido que atormentaban.

El Bilbao compareció sin Tabu y Salgado, sus dos primeros bases. Buscan en el mercado algún remiendo. Pudo ayudar esa ausencia. Pero también faltó Campazzo en Murcia y la defensa fue una birria. El Unicaja sólo tuvo un momento evidente de debilidad en el segundo cuarto, cuando encajó un parcial de 2-14 tras un arranque brillante. Después, un par de minutos malos en la reanudación tras el descanso. Ahí se acabaron los puntos negros. Fueron más de 30 minutos de buen baloncesto, suficientes para demoler a un rival que anhela el estatus cajista. Y una pléyade de buenas noticias. Divina semana de Carlos Suárez, al que un esguince de tobillo le impidió jugar los últimos minutos, pero parece que sólo eso. Imperial el capitán, omnipresente. Fogg va haciendo oposiciones a notario para finiquitar los partidos, le gusta el trámite de dar matarile a los rivales. Volvió a hacerlo ayer ante el Bilbao cuando la lesión de Suárez dejó un poco descolocado al Unicaja. Y, así, Viny Okouo, que levantó la mano para decir que está para lo que haga falta. Musli hizo un ímprobo esfuerzo por ayudar, pero su lenguaje corporal y movimientos denotaban que estaba al límite físico. Varios días de vómitos y diarreas le dejaron listo. N'Diaye se llevó todo el partido calentando, estirando y en un bicicleta estática para presionar y saltar a la pista. Pero su lumbalgia aconsejaba no forzar demasiado. También porque Viny tuvo presencia, no sólo números. Lo primero que hizo al saltar a la pista fue colocar un soberbio tapón a Mumbrú. Después ofreció físico para parar a los interiores bilbaínos. Cuando se tranquilice meterá los tiros libres también.

Habla bien de la maduración malagueña que no hubiera pánico cuando se perdieron 10 puntos de renta (22-12), adquiridos con una buena llamarada de Jamar Smith, en un parpadeo (24-26). Mumbrú dio un primer aviso. Sumó 14 puntos al descanso y amenazaba con demoler. Pero fue reseñable la notable mejoría de Waczynski y Dani Díez para que el catalán sólo anotara tres en la segunda. Tras la primera escapada malagueña, el partido entró en una fase de igualdad con Carlos Suárez como salvavidas. Su impacto en el rebote fue soberbio. En general, la actitud del equipo en una seña de identidad innegociable como es el rechace en canasta ajena fue irreprochable. Sin los dos pivots titulares del equipo, se capturaron 19 rebotes de ataque. Habla maravillas de la actitud con la que se compitió. Hasta ocho jugadores pescaron algún balón en el aro del Bilbao. Suárez (nada menos que cinco), el que más.

El paso por el vestuario enfrió al Unicaja y encajó un 0-6 que obligó a remar (43-48). Realmente fue la última gran curva que tuvo el partido para los de Plaza. Un triple de Alberto Díaz y varias acciones positivas de Viny en los dos aros enjugaron rápidamente la diferencia. Resulta reseñable que los dos canteranos tuvieran presencia en momentos delicados. Que crezca el abanico de jugadores capaces de jugar cuando se deciden los partidos sólo puede ser bueno. Ellos pusieron la base de la escapada, del punto de inflexión del encuentro. Un parcial de 16-0, en el que la defensa alcanzó extremos buenísimos, con negación de tiros, presión desde el principio del ataque. Lamentaba después Carles Durán, técnico vizcaíno, esa diferencia de físico. Es algo que suelen repetir los técnicos rivales y de lo que aquí no hay una consciencia real, las posibilidades físicas de una plantilla con cualidades para ser más dura defensivamente. No son sólo los mecanismos que exige un nuevo sistema, complicado de captar, como el de Plaza, a decir de los propios jugadores. La actitud marca la diferencia.

Y el partido se estabilizó en una diferencia en torno a los 10 puntos. Partido destacable de Lafayette, su mejor actuación atrás aliñada con varias canastas exigido. Y Fogg cogió las riendas tras la lesión de Suárez para convertir el partido en una cuesta abajo. Y para apilar buen average para amarrar la Copa del Rey, que está un poco más cerca.

Unicaja (24+19+20+22) 85: Lafayette 10, Smith 12, Waczynski 8, Brooks 4 y Musli 2 -quinteto inicial-. Okouo 7, Fogg 17, Díaz 3, Díez 6, García 0 y Suárez 16.

Retabet Bilbao (20+22+13+9) 64: Borg 0, Lapornik 7, Mumbrú 17, Hervelle 2 y Buva 13 -quinteto inicial-. Bamforth 5, Mendía 3, Todorovic 0, Llorente 9, Nikolic 0 y Eric 8.

Árbitros: Martín Bertrán, Oyón, Martínez Díez. Eliminado: Hervelle, Borg y Bamforth. Técnicas a Smith, Brooks y Hervelle.

Incidencias: Encuentro de la 8º jornada de la Liga Endesa, disputado en el Martín Carpena ante 6.596 espectadores.

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