El broche a una de las mejores Euroligas de la historia del Unicaja fue para olvidar. El equipo de Jasmin Repesa se tomó el día libre, quizá pensando en el partido de mañana en Tenerife, infinitamente más trascendente. Pero cuando se juega en casa un encuentro oficial se espera un poco más de decoro. No se hizo justicia a sí mismo el equipo malagueño en su último partido continental de la temporada. Perdió (55-68) con un pobre espectáculo, para olvidar al momento y pensar desde ya en la visita al Canarias. Es de esperar que en octubre se regrese la competición, sería la mejor señal de todas.

Concentrarse en una faena cuando la cabeza está puesta en otra suele costar disgustos. El Unicaja perpertró un partido horrible desde el minuto 1 al 40. Un encuentro digno del peor partido de la temporada. Un acierto mínimo (36% en tiros de campo), poca intensidad, dejadez defensiva, inspiración cero... Fue una constante.

Hasta siete minutos estuvo el equipo de Repesa sin anotar ningún punto a caballo entre el primer y segundo cuarto, lo que aprovechó el Alba Berlín para escaparse en el marcador con un parcial de 0-15 que propulsaba la renta hasta los 21 puntos (16-37). El ritmo cansino con el que jugaba el Unicaja no respondía al brío con el que el equipo malagueño se ha empleado en las últimas semanas. Falta Zoran Dragic ahora, un hombre que acostumbra a elevar el nivel de energía y de defensa. Repesa tendrá que buscar soluciones. Por ejemplo, ayer de entrada colocó a Andy Panko en la posición de tres para ganar un efectivo más en la rotación exterior. Es la posición en la que el americano ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Puede postear más de lo que lo hace en la posición de cuatro, por lo que se le vio. Por velocidad de movimientos en defensa sí sufriría ahí, aunque falta ver si la prueba tiene recorrido. Lima, que teóricamente iba a tener minutos, los malgastó. Se le ha visto mejor en otros encuentros. Ayer tuvo un día horrible en un duelo en el que podía reivindicarse con algo más de su muestrario, más allá de fajarse y de ser intenso defensivamente. Pero su catálogo ofensivo no evoluciona.

Al descanso el Unicaja había conseguido amortiguar (27-40) algo la diferencia que había adquirido el Alba. Tras él, Repesa le dio minutos a Alberto Díaz. El canterano tuvo sus primeros momentos reales de la temporada, más allá de un par de partidos ya decididos. No tuvo gran incidencia en el partido el base malagueño, uno de los principales atractivos del duelo. Defendió con intensidad, pero en ataque no tuvo el desparpajo que ya mostró otras veces.

Si el primer tiempo fue malo, el tercer cuarto fue aún peor. El partido circulaba en unas coordenadas en la que se miraba más la hora para coger el coche e irse a casa que para ver lo que pasaba en la pista. A Repesa se le veía furioso. Había pedido un aplauso para sus jugadores para que los aficionados fueran el Palacio para que se le reconociera la notabla Euroliga realizada. Pero casi se ganaron una bronca ayer. El ambiente era festivo y no había demasiada gente, pero sólo por ellos se merecía un mejor final.

De nuevo el Alba Berlín se marchó hasta los 21 puntos de diferencia (38-59). Y sólo un arrebato de Zoric maquilló un poco aquello antes de que recibiera un golpe ne la oreja y Repesa no tentara a la suerte para que su jugador más en forma pudiera sufrir un percance.

En fin, un epílogo que no tiene más trascendencia que la pobre imagen. Una Euroliga que deja 15 victorias en 24 partidos. Quizá mereció el Top 8 el Unicaja, pero no le alcanzó. Lo de ayer sobró y se perdonará si mañana se consigue ganar en Tenerife. Deberá ganarse ahora en la Liga Endesa el billete para volver.