Vaivenes que no cesan

El Zaragoza, seguramente junto con el Espanyol, es el equipo que más está jugando con fuego en las últimas temporadas. El descenso sigue amenazando esta temporada, como no iba a ser menos. Enarbola el enésimo milagro Manolo Jiménez, el que obró uno imposible la pasada campaña. De nuevo con una remesa de nuevas incorporaciones, el equipo maño pelea con sus armas en un pañuelo de equipos parejos. Este año el comienzo volvió a ser malo, aunque se empezó a vislumbrar oxígeno sin la necesidad de fichajes de invierno, que también llegaron.

Define la irregularidad de este Zaragoza que casi calca sus números en casa (tres victorias, un empate y seis derrotas) y a domicilio (los mismos números, pero con un triunfo más). Resultados que han ido fluctuando también en función de las bajas que continuamente ha tenido el técnico del Arahal.

SIN BALÓN

Como le gusta a su entrenador, el Zaragoza trata de ser muy intenso, hasta el punto de rayar el límite del reglamento (es uno de los equipos más amonestados de la temporada). José Mari y Movilla imponen buena presión en la medular, donde echa un cable también Apoño. No obstante, la acumulación de hombres de perfil más ofensivo impide que el trabajo defensivo empiece con daño desde la salida del esférico del adversario.

CON BALÓN

Se emplea con rapidez este equipo en el ataque. La veteranía de Helder Postiga es un aval de tranquilidad, puesto que se desenvuelve bien jugando de espaldas, a la contra y en el juego combinativo. En la nueva remesa de apuestas del conjunto maño, este año el portugués ha encontrado principalmente dos buenos socios. Se trata de Víctor y Montañés, quienes a priori no estaban llamados a ser titulares en el conjunto blanquillo. Los días que están inspirados el Zaragoza llega a supone una amenaza importante a sus rivales, aunque les está faltando continuidad, especialmente en La Romareda, donde el estado del césped tampoco ha ayudado mucho a la elaboración futbolística.

LO MEJOR

Hay una garantía imperturbable con respecto al año pasado: la portería. Si Roberto cuajó una temporada sobresaliente el año pasado, en esta continúa teniendo el listón en el notable alto. El único matiz es que en el anterior ejercicio ayudaron a salvar más puntos; en esta muchas de sus buenas intervenciones llegaron en encuentros que finalmente se perdieron. Si bien su presencia bajo palos es muy culpable de la reacción que sacó al equipo de la zona de descenso en la que se metió durante los primeros partidos. También ha causado muy buena impresión el debut en Primera de Montañés, ex del Alcorcón, y de Víctor y José Mari, que en un principio llegaban para reforzar el filial. Son titulares.

LO PEOR

La mala suerte con las bajas, que esta semana ha dejado las graves lesiones de rodilla de Zuculini y Javi Álamo, dos ausencias importantes. La debilidad de la zaga está siendo otro punto débil.