El acuerdo entre Fuenlabrada y Unicaja para el traspaso de Saúl Blanco tardará unos días en cristalizarse por la intromisión del Valencia Basket (nueva denominación tras la retirada de Pamesa como sponsor principal). Y es que el club levantino, que obligó el pasado verano al Fuenlabrada a rascarse el bolsillo por el alero al ejercer su derecho de tanteo, considera que conserva poder de decisión sobre el jugador, con el que llegó a un pacto hace un año. De hecho, el presidente del Valencia, Vicente Solá, aseguraba ayer que su entidad tenía algo que decir en el futuro de Blanco. "Si algún club lo quiere, deberá hablar con el Fuenlabrada y con el Valencia", afirmaba. En este sentido, Solá señalaba, además, que no desestima "la opción de que juegue aquí".
Sin embargo, la entidad madrileña piensa que la vinculación de Blanco con el Valencia es inexistente. "No sé qué tienen que decir por un jugador que nunca ha vestido su camiseta. Se creen que porque el año pasado le hicieron una oferta pueden decir que no podemos traspasarlo", decía ayer a este periódico Ferrán López, director deportivo del Fuenlabrada.
Por ello, ha llevado el caso del asturiano a la ACB con la intención de que medie y el cuadro levantino se retire de la operación. "Queremos que les quede claro que no tienen ninguna influencia sobre el jugador. El Valencia no forma parte del juego", indicó el dirigente del Fuenlabrada, que ya se plantea dos alternativas al traspaso: "Que Blanco se acoja al decreto 1.006 para romper su relación contractual con nosotros o una cesión".
Todo esto porque el fichaje del alero por el Unicaja es un hecho. "Todo está correcto, tanto en entre clubes como entre el Unicaja y el jugador", reconoce López. El Fuenlabrada estima que habrá una solución mañana, "o, como muy tarde, el lunes". El equipo malagueño, mientras tanto, aguarda para cerrar su segunda incorporación. La primera es Printezis, al que espera presentar la próxima semana.
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