Vendaval croata para el bronce
Croacia conquistó ayer la medalla de bronce al zafarse de Eslovenia (26-31) en un duelo balcánico en el que los croatas fueron un vendaval en el segundo tiempo e hicieron añicos el sueño del equipo revelación del torneo.
Llevados en volandas por la velocidad de Cupic y los martillazos de Duvnjak, confirmado heredero del ausente Ivano Balic, Croacia repitió la medalla que logró el año pasado tanto en el último Europeo como en los Juegos Olímpicos. En el historial le quedará además haber apeado a la vigente campeona, Francia.
Hoy no estarán en la gran final por el cetro mundial, pero los croatas han vuelto para quedarse. Y gran culpa de ello la tienen Cupic y Duvnjak. Los ocho goles por cabeza del extremo y el central acabaron llevándose por delante la ilusión de la incipiente Eslovenia. Y eso que, durante media hora, los de Boris Denic expusieron a sus rivales un exigente intercambio de golpes. Si Croacia se fue ganando al descanso (13-14) fue sólo gracias a que los eslovenos se estrellaron dos veces contra el poste justo antes del intermedio.
Pero todo el ímpetu de Eslovenia se vino abajo tras la reanudación, como si un equipo distinto hubiera vuelto del vestuario. Al empate de Dolenec a los pocos segundos le siguió una sequía de casi once minutos sin anotar. Cuando volvieron tras el letargo, Croacia ya estaba seis goles por encima (15-21, 42').
Los errores de una Eslovenia atascada en ataque propiciaron un contragolpe tras otro, hasta que la herida llegó a extenderse incluso a ocho tantos (16-24). Sólo el orgullo de unos y la comprensible relajación de otros permitió a los eslovenos recortar distancias y maquillar la derrota. La regenerada Croacia ya es toda una realidad.
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