Viene mi amigo Movilla
EL Rayo Vallecano me ha sorprendido este año. Está haciendo partidos estupendos. Al Betis lo puso firme el otro día. Es un equipo luchador. Históricamente siempre lo ha sido, pero ahora tiene un plus. Creo que se lo da su entrenador, modesto, pero una persona que está muy involucrada.
La primera vez que nos medimos a ellos en casa fue en la temporada 60/61. Estábamos en Segunda y ganamos 4-1. Américo y Pepillo eran nuestros porteros. Portalés, Lorenzo y Angelillo formaban la defensa. Ben Barek, Ramoní y Blas, la media. Arriba teníamos a Benavides, Bruna, Mendi, Pipi, Bernardi y Coco.
Hasta la fecha, el vallecano es un equipo que se nos ha dado bien en nuestro feudo. También un conjunto que me despierta una especial simpatía por la presencia en sus filas de uno de esos amigos que te deja la vida. Se llama José María Movilla, al que supongo que todos ustedes conocerán de su periplo en nuestro equipo en una época de gratos recuerdos.
Llegó a Málaga del Ourense con la competición ya iniciada en la temporada 97/98. Fue una petición de Ismael Díaz y alguien importante para que se fraguara el ascenso a Segunda esa campaña. Y vistió nuestros colores hasta que fue traspasado al Atlético de Madrid en 2001. En aquella época estaban Guede, Basti, Sandro, Manolo Herrero, Rafa, Criado, Artero, Bravo, Larrainzar, Asier, Roteta, Merino Caracol, Quino. En la 98/99, cuando vino Peiró, Ruano, Rufete De los Santos, Agostinho y Sandro formaban con él la medular.
Conozco a Movilla desde que sus inicios de blanquiazul. Por mi amistad con Ismael Díaz iba a algún entrenamiento y allí tuve la suerte de conocer a algunos jugadores de ese equipo. Empezamos a profundizar nuestra amistad en unas comidas en el restaurante Bilmore, en La Malagueta. Allí almorzábamos con mucha frecuencia con Roteta, Rafa, Rufete y Valcarce.
Tras una vida de sacrificio y duras decisiones (hasta fue basurero), el fútbol le había dado la oportunidad que se merecía. Pronto se amoldó a nuestra ciudad y se compró una casa en el Rincón de la Victoria y otra en La Cala del Moral. Era una hormiguita y un hombre con mucha cabeza.
Es una gran persona. Aquí demostró, además, que era un gran compañero. Estaba tan a gusto, que se hizo del Málaga y de El Cautivo, del que siempre lleva una camiseta debajo de la de su equipo. Como futbolista en nuestro Málaga, era una maravilla. Jugador del primer minuto hasta el último. Con él como pieza clave, el Málaga llegó de Segunda B a Primera División.
En aquella época fui elegido por Movilla y Valcarce para que sus hijos se bautizaran en la iglesia de El Cautivo. Hice unas gestiones para que fuera posible. Como es natural, vinieron todas sus familias. De 'extraños' estábamos, Ismael Díaz y yo. En la ceremonia conocí a sus familias. El padre de Valcarce me explicó por qué el actual delegado del Málaga nació en Tenerife. Fue por motivos laborales, pues su progenitor era ingeniero jefe de obras públicas allí.
Ambos jugaron en las categorías inferiores del Madrid. Yo puedo decir que son dos personas con las que da gusto cruzarse en la vida. Como no podía ser de otra manera, a Movilla le deseo que tenga mucha suerte esta temporada, menos mañana. Lo siento, pero él lo entenderá.
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