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Esto no se acabó

  • Sin presión, el Unicaja intenta sorprender en la guarida del Real Madrid, que sólo perdió un partido de los 33 que jugó en su pista en esta temporada.

Despojado de presión, al Unicaja le queda la ilusión, el prurito de medirse al rey, sin corona, de Europa. No digamos qué supondría ganarle. "Estos tienen ganas de formar un lío", arenga Plaza a sus jugadores y al entorno. Es improbable, pero no imposible. El equipo que parecía invencible, pero que perdió el día que menos quería hacerlo en Milán ante el Maccabi, acumula un impactante balance de 64-8 en partidos oficiales en esta temporada. Es decir, el Real Madrid pierde únicamente el 12.5% de sus partidos. Es un fabuloso desafío estadístico el que acomete el Unicaja en estas semifinales, territorio vedado desde 2010. Pero esto es deporte, no matemáticas. Y siempre queda un resquicio, por estrecho que sea, por el que meterse y competir.

El Madrid ha perdido cierto auro de inaccesibilidad en los dos últimos meses. La excelencia hasta febrero permitió contemplar algo con escaso parangón en la historia reciente del baloncesto europeo. Un equipo al tiempo ganador y cautivador, con un juego eléctrico y plástico, que llena pabellones por España y Europa. Es complicado diseñar cómo tumbarle, tiene tantos focos anotadores, tantas velocidades y recursos que centrarse en uno o dos es firmar la sentencia. Pero en los dos últimos meses, desde abril hasta hoy, ha acumulado seis de sus ocho derrotas. Que son pocas visto el volumen de partidos, pero no esa racha inquebrantable de una treintena larga de triunfos.

El Unicaja ya ha cumplido en esta temporada con su regreso a los cuatro mejores, pero queda la profesionalidad, el orgullo... Y el futuro. No se descubre América si se afirma que varios jugadores se juegan en estos play off su renovación. Igual suena demasiado taxativo, pero sus opciones pueden incrementarse o mermar mucho en función de las evoluciones en estos duelos de máxima trascendencia.

El cuerpo de la eliminatoria está en estos dos primeros partidos en Madrid, como admite el propio Plaza. Supondría mantener viva la eliminatoria arrancar algún triunfo del Palacio de los Deportes, donde sólo ganó el Valencia esta temporada. Y tuvo que meter 110 puntos para hacerlo. Perder los dos lo pone imposible, aunque, hace semanas, Joan Plaza fantaseaba con la posibilidad de un quinto partido en Madrid en unas hipotéticas semifinales. Seguro que lo firmaría con sangre.

Pero no es el momento de elucubrar, sino de combatir. Aunque la imagen de euforia que transmitieron los jugadores al final del tercer partido ante el Gran Canaria pudiera entenderse como una llegada a meta, bajar los brazos no se corresponde con la filosofía de este equipo. Al menos, la exhibida en los meses anteriores, en los que ha ido construyendo su identidad. Se echa en falta la inyección de adrenalina de Zoran Dragic, que sería capital para aportar músculo a la rotación exterior malagueño, pero el esloveno no está y hay más hueco para Toolson y Urtasun más Vidal. ¿Es suficiente? El nivel del juego exterior del Real Madrid es estratosférico, pero el Unicaja parece fresco de piernas. Nadie ha jugado más de 25 minutos por partido en toda la temporada.

Es la primera vez que blancos y verdes se encuentran en unas semifinales de la ACB. Hubo dos eliminatorias, una para cada equipo. La última, en 2008, el Unicaja hizo historia. Liquidar a este Madrid superaría el calado de aquella gesta. Esto, insisten los cajistas, no se ha acabado.

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