Una afición entregada bajo la lluvia

Tercer lleno consecutivo en otro ambientazo ante el Real Madrid

1. El alcalde De la Torre saluda a Moayad Shatat ante la mirada circunspecta al campo de Florentino Pérez. 2. El once inicial malaguista posa para los fotógrafos. 3. El Frente Bokerón anima durante el encuentro.
1. El alcalde De la Torre saluda a Moayad Shatat ante la mirada circunspecta al campo de Florentino Pérez. 2. El once inicial malaguista posa para los fotógrafos. 3. El Frente Bokerón anima durante el encuentro.

30 de noviembre 2014 - 05:02

La Rosaleda se asienta como uno de los mejores escenarios de España. No por su capacidad, pero sí la por la presencia de una afición incansable. Ante el conjunto blanco cerraron el tercer lleno consecutivo del campeonato, algo de lo que pocos equipos pueden presumir en este país. Desde la recepción a la plantilla hasta el pitido final, el ambientazo de partido grande fue innegable. Tifos de las gradas de animación recordando que el fútbol en Málaga dura ya más de 110 años.

No cabía un alfiler en los aledaños del estadio. Una hora antes del inicio, la gente ya se agolpaba a las puertas de La Rosaleda para acceder a sus asientos. Alguno que otro realizaba la compra pertinente de última hora en la tienda oficial del club. Varias camisetas de Samu Castillejo salían calentitas de la serigrafía. El canterano malaguista va ganando adeptos en la grada. Sus ganas, su descaro y su juego están convenciendo a todos.

El Real Madrid, pese al apoyo de cierto sector de aficionados, no iba a llevarse los tres puntos de Martiricos con facilidad. Era el mensaje que quería mandar Gracia a través de sus aficionados en la previa y que posteriormente su equipo evidenció sobre el terreno de juego.

La sonora pitada al conjunto blanco se apagaba cuando Isco cogía el balón. El del Arroyo ya no viste la blanquiazul, pero deleitó con varios detalles a la afición, que le sigue queriendo como a uno más. El cariño quedó evidenciado tras su expulsión, cuando la grada se volcó para despedir entre aplausos a ese ídolo del pasado que siempre cuesta olvidar, más cuando es de casa.

La labor del colegiado tuvo su capítulo aparte. Los aficionados no se mostraron nada contentos con la actuación del colegiado, el más joven de Primera. Protestas tras cada acción polémica y una soberbia pitada nada más señalar al descanso.

Al final, el himno a capella llevó en volandas al equipo para conseguir el 2-1. No hubo tiempo para más, pero sí para ovacionar a los gladiadores que se batieron el cobre ante un líder de récord.

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