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"Me aplaudieron cuando pasé por 'The Kop' y no sabía dónde meterme"

Hace tantos años que Dani Pacheco se fue de Málaga que cuesta creer que aún tenga 18 años (cumplirá 19 en vísperas de Reyes). Nació en Pizarra, casi aprendió antes a patear un balón que a andar, dejó pronto la ciudad para fichar por el Barcelona y el Liverpool se lo robó a los azulgrana siendo apenas juvenil. Todo eso había sucedido en la vida de este delantero hasta que el miércoles llegó lo más importante que ha experimentado: debutar con el primer equipo del Liverpool. Bajo la magia de Anfield Road, en un marco de Champions, disputó los 15 minutos de gloria que Andy Warhol le adjudicaba a cada persona tras sustituir a Aquilani. "¿Cómo se escribe tu nombre?", le dijo el encargado del material del Liverpool cuando conoció su convocatoria. Y ahí se empezó a escribir su historia: Pacheco 47. Esa camiseta ya obra en manos de su padre, Salvador, que a cambio le dejó en su casa jamón de categoría, el cual se comió ayer para celebrar tan señalado día.

-Al fin llegó el momento más feliz de su vida.

-Sí, y no puedo estar más contento. Debuté, encima en la Champions y con mi familia en la grada viéndome. Yo no sabía si iba a salir, porque me mandaron a calentar, luego me volví a sentar y en estas empató la Fiore, con lo que Rafa Benítez decidió que entrara Fernando Torres. Pero luego volví a calentar y me tocó entrar.

-Ya estuvo a punto de debutar en la Carling Cup, pero la sub 19 lo impidió. ¿Fue mucha faena?

-Uf, qué situación más rara fue esa. Ocurrió hace un mes. Resulta que me llamó la Federación para disputar la fase de clasificación para el Europeo con la sub 19 y luego Rafa me dijo que me iba a convocar para jugar la Carling y le tuve que decir que no. Mis primeras sensaciones fueron de enfado y rabia, porque es una competición muy bonita y para colmo jugábamos contra el Arsenal. Estaba cabreado, pero luego pensé y dije: ¡Bueno, que me está llamando la selección!

-¿Cómo lo vivieron sus familiares desplazados a Anfield Road?

-La situación fue bastante rara para ellos. Durante la semana se conoció que me iban a convocar y la familia reservó los vuelos, pero luego el míster decidió no convocarme. Mi familia viajó pensando que yo estaba en la lista. A última hora el francés Ngog tuvo unos problemas estomacales y Rafa decidió llamarme a mí. Juro que yo no le puse nada en la comida, ¿eh? (Risas).

-Y debuta usted en Anfield Road, en la Liga de Campeones... La única pena es que no hubiera nada en juego para el equipo.

-Todos sabíamos que no había nada que hacer, pero era bonito para mí. Además, para el club no era ninguna tontería desde un punto de vista económico y también pretendían que diéramos buena imagen. ¿Y cómo definirlo? Impresionante. Sólo fueron 15 minutos, pero fue una pasada, lástima que al final llegara ese gol de Gilardino.

-Usted ya conocía el estremecimiento de piel que supone estar en Anfield Road, ¿pero cómo es desde ahí abajo?

-Uf, es una pasada, no tiene nada que ver. Estábamos ahí abajo en el banquillo y veía a los espectadores vibrando, a mucha gente echándome fotos, animándome... A mí me tocó salir a calentar el primero. Cuando pasé por The Kop y vi que me aplaudían a mí no sabía dónde meterme. Me puse a correr por la banda y no paraba de mirar todo el rato al banquillo, a ver si el míster me llamaba. Entonces llegó el 1-1 y me reclamó. Me dijo que iba a jugar detrás de Fernando Torres, con libertad entre líneas y, sobre todo, que trabajase mucho. Él siempre me insiste en eso, en que tengo condiciones, pero que si no trabajo mucho no podrán destacar.

-Fueron sólo 15 minutos, pero usted siempre los recordará.

-Sí, se pasó corto, pero ahí quedan. Y mira que al segundo balón que toqué casi meto gol. Chuté bien, pero el portero me sacó una buena mano. Me sirvió para coger confianza y no estar nervioso el resto del partido

-¿Cómo le trata por allí Fernando Torres?

-Bien, muy bien. Jugar con él fue un buen recuerdo también. Si te imaginas lo que sentiría cualquier chaval de 18 años jugando y entrenándose al lado de él, ya te puedes hacer una idea de cómo le veo. Él se porta muy bien conmigo y tengo muy buena relación con él. Es un tío muy normal, tranquilo y siempre le gusta estar con su familia.

-Pizarra era una fiesta ayer. ¿Qué le contaron desde allí?

-Algo me ha dicho mi padre, sí. Cada uno se las buscó como pudo para poder ver el partido, que si sintonizando canales raros, que si buscando televisiones donde lo dieran... Creo que lo pudo ver casi todo el mundo. Me han llegado muchas felicitaciones, así que por eso también estoy muy contento.

-¿Es este el primero de muchos partidos como 'red'?

-Ojalá. Llevaba mucho tiempo intentando conseguir lo que sucedió el miércoles y me quedo con lo bien que me lo pasé en esos 15 minutos, pero no puedo olvidar que mi equipo es el filial y que ahora tengo que trabajar más duro aún. Ahora mismo hay una gira del equipo por Murcia y no tenemos partidos, por lo que igual en los dos o tres próximos encuentros del primer equipo puedo tener alguna opción.

-Contaba Francis Durán que la Liga de reservas no favorece mucho la progresión del jugador.

-Creo que al principio está bien para el que llega de cadetes o juveniles porque el cambio se nota mucho. Yo no he jugado en Segunda B ni categorías similares, pero se nota. Lo que sí es raro es que a lo mejor una semana juegas contra un equipo lleno de juveniles y en otra contra otro repleto de veteranos del primer equipo. No es la mejor Liga, pero está bien, y no puedo olvidar que aún estoy en formación.

-¿Qué planes tiene Rafa Benítez para usted?

-Bueno, ya hice la pretemporada con el primer equipo hace un año, cuando tenía 17. Este año también y ya Rafa habló conmigo para contarme que no iba a ser el año definitivo pero sí importante, que tenía que tomarme este año como un año para crecer. Así que la pretemporada ya no iba a ser como la anterior, sino que tenía que disfrutar, aprender, tomar más parte del equipo y así intenté hacerlo.

-¿Cómo recordará el día de su debut con el Liverpool?

-Recordaré que en la primera ocasión que toqué el balón disparé a puerta y ya la veía dentro, todo lo que disfruté sobre el césped de Anfield Road, la felicitación nada más acabar el partido de Gerrard, que es todo un mito aquí, ver a mi familia esperándome en la salida de los jugadores del primer equipo y yo entre ellos, con la camiseta en la mano para dársela a mi padre.

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