El arte de acertar en la diana

Tiro con Arco

El arquero malagueño Francisco Javier Valverde compite a nivel mundial, donde ha llegado a ser cuarto en el Campeonato del Mundo · Gracias a este deporte estudia lo que le gusta, Bellas Artes

Francisco Javier Valverde, entrenando en las pistas de la Federación Andaluza de tiro con arco.
Francisco Javier Valverde, entrenando en las pistas de la Federación Andaluza de tiro con arco.
Juan Antonio Portillo / Málaga

11 de septiembre 2011 - 05:02

Pocos deportes hay en el mundo en el que se requiera un autocontrol y una capacidad de concentración casi sobrehumana y uno de ellos es el tiro con arco. Una disciplina que proviene desde los orígenes del hombre, cuando tenía que cazar para sobrevivir. Aunque hoy, en pleno sigo XXI, se sigue practicando y aquí en Málaga hay nivel, como demuestra Francisco Javier Valverde Buforn, un joven arquero de 20 años que compite a nivel nacional e internacional llegando a ser cuarto en un Campeonato del Mundo Junior.

"Eché los dientes en el campo de tiro", afirma Javier, con lo que queda claro que lo de las saetas, las dianas o los arcos no le fueron desconocidos en su infancia, ya que sólo tenía que ver a Francisco Javier Valverde Ruiz, su padre: "Llegué a este deporte por mi padre, él también fue arquero y lleva más de 20 años en esto". Pero no fue hasta que cumplió la docena de años cuando decidió dedicarse en serio a este sutil deporte: "Yo de pequeño me lo tomaba como un juego, pero a partir de los 12 años me decidí a tirar de verdad, a competir". Y desde entonces todo ha sido éxitos en su carrera, aunque éstos no han llegado sin esfuerzo.

No es fácil para ningún deportista compaginar sus entrenamientos y competiciones con el resto de tareas propias del resto de los mortales como el trabajo o los estudios, y el caso de Javier no iba a ser menos, aunque el malagueño tiene las cosas claras: "Mi prioridad son mis estudios de Bellas Artes, yo intento ir tres veces a la semana a entrenar, pero los estudios están por delante del tiro con arco". Él mismo reconoce que no sabe cómo puede estar luchando con los mejores: "Sinceramente no sé cómo estoy allí arriba porque entreno menos de lo que debería". Quizás su secreto sea que tiene una cabeza privilegiada: "Yo creo que como entreno poco uso más la cabeza en la competición que los demás arqueros. En este deporte, el físico es sólo el 20% el resto es mental".

Hay una cosa por la que el malagueño siempre estará agradecido al tiro con arco, y es que gracias a ese deporte está estudiando lo que le gusta, Bellas Artes. "Por ser un deportista de alto nivel pude entrar a la Universidad. En mi caso hice selectividad en septiembre y ya no quedaban plazas, pero siempre se hay un cupo para estudiantes deportistas y por ahí entré yo", admite el asaeteador.

El arquero tiene claro qué es lo mejor y lo peor que le ha dado este deporte: "Lo positivo es la experiencia de viajar y el hecho de estar fuera de tu casa también te hace madurar". Pero, como siempre, hay una parte negativa: "Lo malo de practicar deporte a alto nivel es que te quita tiempo para otros menesteres, no puedes estar al 100% dedicado a una cosa". No obstante, Javier no se queja, porque reconoce que tiene un entorno que le apoya en todo. "He tenido mucha suerte, mi novia me respeta mucho y me da muchos ánimos igual que mis padres. Motiva que haya una persona ahí a tu lado", remata Javier.

En cuanto a objetivos, el máximo sueño deportivo es llegar a ser campeón del mundo al menos una vez. "Yo me veo con posibilidades de ser campeón el mundo, en junior pudo ser así, pero quedé cuarto. En senior también las tendré, aunque el nivel es mucho más alto", comenta Javier. Pero tampoco tiene prisa en llegar a la cima, pues el actual líder del ranking mundial, Rodger Willett, tiene 50 años y él sólo 20, por lo que tiene tiempo suficiente.

Para llegar a ser el mejor, Javier ha cambiado su forma de disparar, cosa que según los expertos hace bajar el nivel hasta habituarse, mas el arquero no piensa lo mismo: "Dicen que el cambio de forma de tiro te puede hacer perder un año, pero mi intención no es perder ninguno y seguir estando fuerte y luchando por cosas importantes".

Pero, con todo, Javier reconoce que lo dejaría todo por el arte por dos razones, porque le gusta y porque no se puede vivir de este deporte: "Si tuviese que elegir entre el arco y el pincel, me decantaría por lo segundo, prefiero la pintura. Creo que por ahí va a ir mi vida, además es lo que me va a dar de comer".

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