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El otro ascenso del ASISA

  • El Costa del Sol perdió en la simbólica y festiva final (24-26) con el Granollers Toca trabajo de despacho para reunir el presupuesto que permita competir en la élite

El ASISA Costa del Sol celebró en la noche del sábado una alegría que llevaba 13 años esperando tras una épica victoria ante el Balonmano Oviedo. Contener la euforia era difícil. Al día siguiente había partido a las 13:30 horas, pero merecía la pena estirar la noche, no todos los días se asciende a la élite del balonmano nacional. El ASISA compitió e intentó venirse con el título de la División de Honor B, pero cayó ante el Balonmano Granollers (24-26), el otro ascendido, en un partido en el que pagó caro el mal arranque de partido (0-6 de salida). Pocas derrotas más dulces, no obstante. La portera Biga, además, fue elegida la mejor de la fase final aunque no jugara ayer. Diego Carrasco optó por alinear a las menos habituales. "El ascenso es suyo también y lo merecían por su trabajo durante todo el año", razonaba.

La plantilla malagueña salió pasadas las 16:00 horas desde Oviedo, lugar inolvidable para la historia del club, y tenía prevista la llegada a Málaga bien entrada la madrugada. Y por el camino ya se pensaba en cómo conseguir el otro ascenso de categoría. Amarrado en la pista, toca arduo trabajo de despacho con el que reunir la cantidad necesaria para competir en la máxima categoría del balonmano español, que tuvo que abandonar en 2001 por motivos económicos. La coyuntura general es ahora menos favorable para encontrar recursos, sobre todo de las instituciones, cuyas arcas están depauperadas.

En el ASISA estiman en un mínimo de 100.000 euros la cantidad necesaria para salir con garantías en la División de Honor. Sería cubrir los gastos. O sea, viajes, pernoctaciones, seguros deportivos, árbitros... La parte lógistica. Ello sin contar retribuciones para las jugadoras. Todas las que forman parte de la plantilla no cobran. Estar en la élite obligaría a entrenar más y a que los desplazamientos sean más numerosos y más largos. Este año, por ejemplo, había nueve equipos en el grupo de la temporada regular. Son 14 los que están en División de Honor. Salvo los viajes a Canarias, el resto se podían resolver con ida y vuelta el mismo día, algo que ahora no siempre se podrá realizar. Con el descenso del Adesal Córdoba, el desplazamiento a Alcobendas es el más corto, junto a los levantinos (Valencia, Elche y Alicante). El resto son a la mitad norte de la península más otro a Canarias (Rocasa). Valladolid, León y dos veces a Galicia (Guardés y Porriño), Cataluña (Castelldefels y Granollers) y País Vasco (el campeón Bera Bera y Zuazo de Barakaldo) es el menú.

Algunas ayudas de instituciones, caso del Programa Estrella de la Junta, aumentan con el ascenso de categoría pero los gastos se disparan. Así que la presidenta del club, Carmen Morales, comenzará la ronda de contactos para reunir la cantidad necesaria para subir. La idea sería continuar con la austeridad y reforzarla plantilla en algunas posiciones claves, caso del pivote o alguna primera línea que marcara la diferencia y que dotara de más empaque y experiencia a un bloque que promediaba en esta fase de ascenso 22 años y siete meses. La cantera sigue produciendo. El equipo juvenil ha estado dos temporadas consecutivas entre los cuatro mejores de España. El equipo de Primera División es el puente con la primera plantilla para que las jugadoras terminen su proceso de maduración, aunque ahora el escalón se acrecienta con el ascenso.

"Es un buen momento para poner más bases en la cantera. En la situación actual no hay dinero para fichar ni nada por el estilo. Nos nutrimos del trabajo que hacen Puertosol o Los Olivos, pero con este atractivo de estar entre los mejores equipos del país se puede crear algo más fuerte", decía el técnico, Diego Carrasco, que en su décima fase de ascenso consiguió al fin el ansiado objetivo. Se trata ahora de ratificarlo en los despachos.

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