Un baile por la más guapa

La selección española peleará por el oro con unos Estados Unidos intratables · EEUU y España repiten los roles de Los Ángeles 1984 · El partido será una fiesta, se enfrentan los dos mejores combinados

Aíto García Reneses, técnico de la selección española, conversa con los jugadores durante el entrenamiento de ayer.
Aíto García Reneses, técnico de la selección española, conversa con los jugadores durante el entrenamiento de ayer.
Miguel Lasida

24 de agosto 2008 - 05:02

La selección española de baloncesto, la recién bautizada como el combinado ÑBA, tiene hoy a las 8:30 la difícil papeleta de derrotar a la selección estadounidense de baloncesto. Papeleta que se antoja quimérica para la mayoría, aunque hay, los menos, quienes lo juzgan como proeza realizable.

Veinticuatro años después de aquella final en Los Ángeles, cuando los colores eran mates en la televisión y las calzonas encogidas hasta el mal centrifugado, los roles de ambos contendientes se repiten. El papel de favorito para los Estados Unidos, el papelón de víctima para España, sea por el historial en el torneo como por el currículo de los jugadores en liza.

A tenor de lo visto en los Juegos, la selección norteamericana compite en serio. No lo necesitan, pero muerden. No les hace falta machacar al rival, pero el orgullo les puede. A la fuerza física, una suerte de brutalidad natural, se le une el hambre de un oro mundial que se les ha resistido en los últimos compromisos intercontinentales.

Éste es hueso al que se enfrenta la selección española. Los que fueron júniors de oro se han hecho mayores y peleerán, sin duda que pelearán, por reeditar una versión de oro sustantivada con sénior. La actual es la mejor camada de jugadores de la historia, atestiguado con creces por la cantidad de exiliados, antiguos y contemporáneos, a la liga profesional de Estados Unidos. Son los Gasol, Rudy, Garbajosa, Navarro, Calderón -notable ausencia hoy-, Raúl López y los que se dice que están por venir.

Antes de iniciarse la competición olímpica, España y Estados Unidos estaban llamados a verse las caras en la final. Si las cuentas repitieran guarismos, el precedente del duelo protagonizado en la fase previa no augura nada plácido para la selección de Aíto García Reneses. Dicen que el preparador catalán tiene guardado algún as ganador, que, curtido en numerosos fragores, juega al despiste con su homólogo.

El juego resolverá las cábalas. El salto inicial dirimirá dimes, diretes y cuentas pendientes, que viendo las caras de los del Dream team habrá de haberlas. El Dream team, rebautizado ahora como Redeem team (equipo redentor), también disputa su final deseada. Deseada y esperada, siempre con el permiso de Argentina, Lituania o Grecia.

Además de la efeméride de los veinticuatro años, volverán a repetirse escenas en la mañana de hoy. Si en la final del Mundial de Japón de hace dos años fue Pau Gasol quien debió perderse la final, hoy es Calderón al que le toca sufrir desde el banquillo. No ha sido éste el torneo del base de los Raptors, pero su sola presencia en la cancha aporta empaque. Ricky Rubio y Raúl López tratarán de hacer olvidar la brújula del uno de la selección.

Se puede hablar del perímetro, de que debería mejorar el acierto desde el exterior. Se puede tertuliar de acudir al contraataque con más frecuencia. Pero en lo que verdaderamente debe incidir la selección española es en apretar los dientes, cerrar los esfínteres y que fluya la adrenalina. Defensa, defensa y defensa, que dijo aquél. Y, naturalmente, esperar a que el punto de mira de los americanos se les haya desviado por alguna mala arte.

La empresa no es baladí. El físico, la velocidad y los brazos americanos son de otra galaxia, la de los sueños. Para España, la fiesta deseada es el oro, aunque la plata es bailar con la segunda más garbosa. Para alzarse con el oro, para agarrar la cintura de más contorsión, Pau Gasol ha de ser el galán que acostumbra, Jiménez debe untarse la gomina del aro rival, Rudy está obligado a acertar con el ingrediente y Ricky Rubio con la mezcla, Garbajosa tendrá que atinar los encantos de la mirada a distancia, a Reyes le debe repetir la actitud y a Marc la sombra del torreón, Mumbrú y Berni Rodríguez han de aportar la saliva cuando ésta escasee y Raúl López tendrá que encontrarlos a todos. La meta es bailar con la más dorada de todas, pero, sobre todo, viendo al rival, pasarlo muy bien.

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