Racing-málaga

El camino de la salvación (1-2)

  • El Málaga se trae tres puntos de oro que le colocan decimosexto y ve cómo más equipos caen en la pelea. Un Racing desquiciado hizo temer por la victoria al final pese a ponerse 0-2

Como un espectador aturdido ante el espectáculo que presenciaba acabó el Málaga sumando tres puntos que acercan la salvación pero que indican lo que hay que sufrir para lograrla. Toño y Henrique se convertían en protagonistas de un bochorno permitido por Mateu Lahoz, quien ayer se excedió en su permisividad y simplemente atajó con una amarilla al guardameta los excesos cometidos en la prolongación del partido. El central, que ya antes había sacado el codo ante Camacho, arrolló a Weligton de manera impune. El meta, que estuvo los últimos cinco minutos alternando su posición con la de delantero, atizó a todo el que se puso en su camino y hasta llegó a conectar un par de remates.

Este panorama, digno más de un psiquiátrico que de un terreno de juego, fue el que le tocó vivir al Málaga por no haber cerrado convenientemente un encuentro en el que tardó en hacerse con el mando, pero que llegó a dominarlo incluso de forma abusiva.

El sufrimiento final no es ni más ni menos que el reflejo de lo cara que está la permanencia, en la que equipos como el Racing intentan como sea no verse involucrados en una pelea con la que no contaban. Una lucha en la que, tras esta jornada, se sumaron de lleno también Real Sociedad, Deportivo, Getafe y Osasuna. Desde los donostiarras, decimosegundos, hasta el Hércules, primero de los que baja y próximo rival en La Rosaleda, hay sólo cinco puntos y el mismo número equipos de por medio. Entre ellos el Málaga.

Este final de excesivas pulsaciones fue precedido de dos fases complementarias, en las que los malaguistas supieron desenvolverse con solvencia, aunque les costó entrar en dinámica. Había empezado el Racing proponiendo de salida un cambio de papeles. Resultaba tan seductor mandar y buscar la victoria desde la posesión que el Málaga picó. Se permitieron los huecos que Marcelino buscaba y pudieron costar más de un susto. A tres llegadas de verdadero peligro, dos por pérdidas de Demichelis y una por una anticipación de Francis a Duda, el Málaga sólo oponía voluntad y una vaselina de Apoño a la defensa trazada para la diagonal de Duda, que el luso no llegó a alcanzar y encarar a Toño. Pese a las embestidas, los malaguistas cada vez estaban mejor plantados y ganaban en temple.

Las dudas les entraron a los cántabros poco más tarde, cuando apareció Rondón, y ayer su desacierto. El venezolano, en un lapso de tres minutos, tuvo dos ocasiones de las que luego se lamentan. En la primera envió de cabeza al larguero un centro de Duda. En la segunda no pudo batir a Toño en el mano a mano que le había brindado el pase de Sebastián Fernández.

Mientras el juego tenía pausa, el peligro rival desaparecía. Cuando se aceleraba, volvía. La velocidad y movilidad de sus hombres de arriba obligaban a Caballero a trabajar. Quien no había tenido mucho que hacer, porque los errores del Málaga no requirieron su mérito, era Toño. Igual le pasó en el primer acierto, cuando Baptista volvió a sacarse un derechazo de esos que le caracterizan tras otro excepcional control orientado. Pese a la distancia desde la que lanzó, la fuerza y la precisión fueron tales que el esférico se alojó por la escuadra en la portería cántabra. El Racing intentó levantarse, pero el Málaga volvió a atizarle tres minutos después. Esta vez fue Sebastián Fernández, quien necesitó de dos remates para mandar a la red un centro de chilena de Baptista al segundo palo. Finalmente, el Málaga se había creído más su versión que el Racing, pese al intento de engaño inicial de Marcelino.

En la caseta Pellegrini movió pieza. Sacó a Camacho por Rondón para ganar en seguridad y recuperar el papel de visitante: obligar al espacio a abrirse para aprovechar sus espacios. Mientras llegaba, el equipo se dedicó a controlar. Un cuarto de hora hubo que esperar para que llegaran esas contras asesinas. Gozaron de tres en total, pero perdonaron y, cuando todo parecía que iba a ser una plácida jornada, llegó el tanto del Racing y el arreón final que demuestran lo duro que es este camino de la salvación.

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